No podemos dejar de insistir: si queremos que nuestra lengua
y cultura signifiquen, debemos fijar objetivos muy bien definidos, y aunar todos
los esfuerzos. Así, la proyección de España en el mundo, seguirá ascendiendo.
Es obligatorio concretar, cuando hagamos promociones en el exterior,
agrupadas bajo el nombre de España, el fondo -programar- y la forma de nuestros
espacios expositivos.
El último Salón de las Lenguas, Culturas e Intercambios Internacionales:
Expolangues 2000, celebrado del 23 al 27 de febrero en París, nos hace reflexionar.
Nuestro pabellón debe ir presidido por un nombre que no debería ser traducido:
España (imagen de marca), salvando las normas establecidas por el anfitrión. Los
distintos espacios pertenecientes a instituciones públicas y empresas privadas
tienen que estar agrupados en torno al pabellón del Instituto Cervantes, como
en esta ocasión. Pero, es importante no inducir a confusión: nuestra oferta es
de lengua -o lenguas-, y cultura española. Era confuso ver en Expolangues fuera
del área de España, espacios como el que agrupaba a las Escuelas de Andalucía,
o los espacios institucionales que promocionaban otras lenguas de España, catalán
y esukera, por ejemplo. Si esto ocurre a causa de la política de subvenciones,
convendría consensuar algunas normas para evitar confusiones.
Está claro que cada vez hay más estudiantes de español en Brasil
y Estados Unidos, pero también en Francia -tan cerca-, Bélgica y Alemania; deberíamos
atender adecuadamente la demanda. Nuestros Ministerios de Asuntos Exteriores y
Educación y Cultura deben resolver urgentemente los problemas de implantación
de nuestro idioma en la enseñanza primaria en Francia, donde es la segunda lengua
extranjera elegida por el 65% de los alumnos de secundaria, el 90% eligen el inglés.
Ese segundo lugar no es casual, y debemos hacer los esfuerzos necesarios para
consolidarlo.
Hay que promocionar nuestra lengua y cultura, no únicamente pensando
que haremos buenos negocios con nuestra presencia en cualquier manifestación,
foro, feria, etc. Debemos cuidar los contenidos, actualizar y diversificar la
oferta con proyectos concretos: nuevas tecnologías en las aulas y en los materiales
de enseñanza; ofreciendo a distancia -La Red-, información y formación a lo largo
de toda la vida; promoviendo inmersiones lingüísticas y culturales en nuestro
país, ofertando sin complejos, aprovechando el gran atractivo de nuestra industria
turística.
Como norma hay que promover, de acuerdo a una estrategia preestablecida,
la calidad y la excelencia de nuestros productos, teniendo en cuenta el valor
añadido que Internet suma a cualquier campaña de publicidad.
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