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LA RAZÓN, viernes 12 de enero de 2001
El español, segunda lengua internacional
FRANCISCO MARCOS MARÍN
El español es hoy una lengua de cohesión, un medio de comunicación, un modelo
literario que lo convierte en una lengua internacional. Una lengua emergente que,
en los primeros días del siglo XXI, supera los cuatrocientos millones de hablantes
y que se dispone a afrontar retos extraordinarios como son la consolidación en
Estados Unidos, la proyección en Brasil y el creciente interés en Extremo Oriente,
además de una mayor presencia de contenidos en Internet.
La lengua española reúne varias características que le confieren indudables
ventajas: es muy coherente, dentro de su diversidad y, entre todas las occidentales,
tiene el porcentaje más alto de hablantes para quienes es lengua materna, dentro
de su territorio. La unidad en la diversidad permite la distribución universal
de los productos de creación, tanto literaria como científica o técnica y, además,
da a quien la aprende una inmediata sensación de poder usarla. La tarea fundamental
de una institución de todos es administrar para todos. La ley define el Instituto
Cervantes como una institución sin ánimo de lucro dedicada a la promoción universal
del español y la cultura en español. Los recursos generados por una lengua pertenecen
a toda la sociedad, a la gran comunidad plurinacional a la que sirve el Instituto
Cervantes. La acción lingüística de España tiene que hacerse con los ojos puestos
en América, como la Real Academia y la asociación de Academias ya están haciendo.
El Instituto Cervantes se ha convertido, en casi diez años, en una referencia
esencial, lo cual ha sido posible gracias a la constante presencia de diversas
entidades sociales en sus programas y actividades; a mostrar, en suma, un talante
moderno acorde con las reglas de las sociedades abiertas y liberales. Pongámonos
ante casos concretos. El Instituto Cervantes dispone ya de un método de enseñanza
del español como segunda lengua, que se adapta a las diversas lenguas y situaciones
en cada uno de sus 34 centros en todo el mundo. Esta decisión se basa en un argumento
rigurosamente científico que es impuesto por la necesidad de enseñar una lengua
a todos los hablantes de todas las demás. La validez del modelo se confirma de
manera rigurosa por el hecho de que ni el British Council –con el imponente peso
de la lengua inglesa– ni el Instituto Goethe –con su ejemplar labor divulgadora–
hayan elaborado, tras una larga experiencia, un manual para todo el mundo, sino
un método, como el que ofrece el Instituto Cervantes.
Ir más allá de esto sería como si el Ministerio de Educación de cualquier país
de nuestro entorno, además de elaborar el plan de estudios, redactara y publicara
un manual obligatorio y cobrara por ello. [...]
Hoy por hoy el Instituto Cervantes es una institución sin ánimo de lucro, dedicada
a tareas de distribución y servicios. Existe para que la sociedad hispanohablante
se beneficie de él y a través de él proyecte su gran pulso creativo. Por ello
los beneficios del Instituto Cervantes son los beneficios de la sociedad española
y de la sociedad iberoamericana.
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