Sobre la naturaleza y el lenguaje
Noam Chomsky
Cambridge University Press, Madrid 2001
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Simplificando
bastante y excluyendo el último capítulo, que en principio habla
de otra cosa, se podría decir que este libro trata de la relación
entre las ciencias cognitivas y las ciencias naturales, o, planteado de otra manera,
entre las actividades mentales y el cerebro, prestando tal vez mayor atención
de entre todas al lenguaje. Simplificando todavía más, podríamos
añadir que no sólo trata esa relación, sino que lo hace considerando
en todo momento el lenguaje como un "objeto natural, una capacidad cognitiva
que forma parte de la dotación biológica de nuestra especie, físicamente
representada en el cerebro humano y accesible al estudio dentro de las directrices
de las ciencias naturales". Hablo de simplificación porque creo que
no se puede encerrar en cuatro palabras el tropel de ideas de las que este libro
está preñado. Vamos a intentar aproximarnos un poco a ellas.
No tiene mucho sentido querer llamar la atención del
lector sobre las cualidades o los méritos de alguien no ya reconocido sino,
como es el caso de este hombre, autor de culto. Pero me parece que antes de aterrizar
en el propio libro estaría bien recordar con un par de pinceladas quién
es Noam Chomsky, nacido en Filadelfia, Estados Unidos, allá por 1928. Desde
que en 1955 terminó su tesis doctoral, titulada Análisis transformacional,
no ha dejado de escribir y dar conferencias sobre Lingüística, Filosofía,
Historia de las Ideas y también sobre Historia contemporánea y sucesos
de actualidad política –su bibliografía es sencillamente inabarcable–.
De hecho, además de por su labor científica, es fundamentalmente
conocido por su disidencia inquebrantable, por ser quizá la voz más
mordaz y más lúcida que se alza hoy contra la política exterior
de su patria. El panorama de la Lingüística cambió de modo
significativo desde que Chomsky empezó a influirle, y desde entonces hasta
hoy no ha dejado de interpretar en él un papel principal; en la mayoría
de los casos, de hecho, llevando esa disciplina tras sus intuiciones geniales1
hasta hallazgos escalonados como los conceptos de gramática generativa,
gramática universal y gramáticas particulares, adecuación
descriptiva y adecuación explicativa, estructura superficial y estructura
profunda... Y todos estos conceptos no sólo han tenido consecuencias en
el estudio del lenguaje, sino que hoy seguramente ningún universitario
acabe su carrera, sea la que sea, sin saber quién es Chomsky. Yo la verdad
es que, si no fuera porque se notaría demasiado la profunda impresión
que me causa su lectura, me ahorraría todas estas explicaciones y me limitaría
a decir que Noam Chomsky es un Sabio. Pero seguramente el lector se quedaría
igual, así que voy a seguir tratando de transmitir cosas.
Vamos a hablar un poco de la distribución del libro.
Antes dije que Chomsky es el autor, pero eso no es exacto: este libro es un producto
editorial curioso, y surgido de unas circunstancias muy concretas. Chomsky pasó
el mes de noviembre de 1999 en la Universidad de Siena, y los editores del libro
son dos profesores italianos de allí que estuvieron en contacto con él
ese mes. No todo son textos de Chomsky. El libro tiene, además de un prefacio,
cinco capítulos: el primero es de los editores, y "proporciona una
introducción a conceptos básicos de la teoría del lenguaje
y a elementos de la historia de este campo cruciales para comprender cuestiones
teóricas analizadas en los siguientes capítulos". En seguida
comentamos eso. El segundo capítulo reproduce una conferencia que Chomsky
pronunció conmemorando el vigésimo aniversario de otras conferencias
muy significativas que pronunció en Pisa en 1979, de las que nació
la idea de que la Gramática Universal no se debía enfocar como las
gramáticas tradicionales, sino que era un conjunto de principios y parámetros;
la conferencia se titulaba "Perspectivas sobre el lenguaje y la mente".
El tercer capítulo se titula "El lenguaje y el cerebro", y también
se basa en un par de conferencias que dio ese mes que anduvo por la Toscana. En
el cuarto capítulo vuelven a aparecer los editores: consiste en una entrevista
que le hacen a Chomsky sobre el Programa Minimista. Y el último capítulo
ya advertíamos al principio que difiere del resto del libro, porque no
alude a la naturaleza ni al lenguaje, al menos explícitamente2, sino que
habla de la tergiversación sistemática y surrealista de la verdad
que nos envuelve, y de la variada caterva de monstruos que se esconden tras la
cortina de los "principios y valores" de la sociedad occidental contemporánea,
excusas constantes de atrocidades inauditas.
Así que todo empieza con la introducción de los
editores. La verdad es que el capítulo no está mal, sino que a veces
hasta resulta agradable de leer: es por lo general una exposición bastante
clara, ordenada, y aduce ejemplos gráficos de las cosas que cuenta. Sin
embargo no creo que sea cierto eso de que facilita la comprensión de las
partes posteriores. Sencillamente lo cuenta de otro modo, linealmente, mientras
que Chomsky lo va vertiendo poco a poco por su escrito a medida que nos transmite
también otras cosas. Es más, no creo que Chomsky sea para nada menos
claro en su exposición, sino más bien lo contrario, de hecho entre
el final del tercer capítulo y las primeras partes del capítulo-entrevista
se detiene a exponer de modo explícito prácticamente todo lo tocado
en la introducción, por lo que yo no sé si es necesaria. Otro tema
es que los ejemplos que dan los editores en ella están en japonés,
inglés, francés, italiano... Y estamos hablando de un capítulo
que se supone que pretende allanar dificultades. Además, que venga al lado
la traducción no ayuda en absoluto, pues se trata de observar la forma
concreta de las expresiones, no su "significado". Y en muchos casos
entran en cuestiones de detalle de las cuales en el resto del libro no volvemos
a oír hablar.
Y es que el título del libro se ajusta a la realidad
de los capítulos en los que Chomsky tiene la palabra como un vestido ceñido
se ajusta al cuerpo. Porque este hombre es un científico riguroso y, si
es que hace falta, no le da pereza bajar a fijarse en qué puede revelarle
el detalle mínimo, o dedicar párrafos exclusivamente a matizar.
Pero nunca olvida de qué se está ocupando, y todo el libro lo atraviesa
el leitmotiv de la relación, primero en- tre la mente y
el cerebro, y después entre la mente/cerebro y el lenguaje. Éste
es un tema de larga tradición, y en el que Chomsky demuestra que no estamos
en condiciones de hacer afirmaciones que vayan mucho más allá de
la de David Hume cuando describió informalmente el pensamiento como una
"pequeña agitación del cerebro": en realidad ésta
es la tesis fundamental de la que parte la 2ª Revolución Cognitiva, de
la que el propio Chomsky sería el principal protagonista. Aunque dice Chomsky
en este libro que Revolución Cognitiva en realidad sólo hubo una,
la de Galileo, que luego "lo único" que se ha hecho ha sido retomar
el problema con instrumentos formales más desa- rrollados y ejemplos
ilustrativos que nos han brindado desde entonces otras ciencias como la química
cuando, tras establecer un corpus doctrinal ingente, se unificó con una
física radicalmente revisada a principios del s. XX.
Dejando al margen la mirada histórica y las censuras
a los científicos contemporáneos que afirman sin razón que
el problema de la integración del lenguaje y el cerebro se ha resuelto,
Chomsky transmite su entusiasmo por todo lo que el reciente Programa Minimista
parece dejar entrever, así como las nuevas tecnologías o los enormes
progresos en la investigación de los componentes de la mente/cerebro. Pero
sugiere que "no es mala idea (...) mantener en algún rincón
de nuestra mente el juicio de grandes figuras de la primera ciencia moderna respecto
de la "oscuridad" en la que siempre se mantendrán los "secretos
supremos de la naturaleza", quizá por razones enraizadas en la dotación
biológica de la única criatura curiosa que es capaz siquiera de
contemplar estas cuestiones.
M.C.A.*
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