El entorno sociolingüístico y los clíticosLos
usos pronominales y su enseñanza1
Antonio Enrique Ruiz Palomar
Uno de los errores y dudas más frecuentes en español es el uso
de los pronombres "la, le, lo" en función de objeto directo o
indirecto. Esto ha dado lugar a fenómenos como el laísmo, el leísmo
y, en menor medida, el loísmo. El presente artículo trata de aclarar
este problema.
La
presencia de fenómenos como el laísmo y el leísmo en toda
la zona centro de la península puede hacer que el estudiante extranjero
realice un aprendizaje defectuoso de la lengua española, ya que en este
ámbito geográfico se da un sistema pronominal que provoca el error
al usar los pronombres átonos.
No hay duda de que el profesor que enseña español, aun cometiendo
estos errores normalmente si ha nacido en Madrid, Valladolid o Guadalajara, explicará
siempre de forma adecuada este tipo de pronombres. El problema comienza cuando
el estudiante extranjero entra en contacto con personas españolas, y empieza
a entender la televisión y la radio. Hago referencia a estos medios porque
para cualquier andaluz resultan aberrantes los usos desviados que se dan constantemente
en estos mass media, y que se propagan por todos sitios sin que haya nada que
pueda evitarlos.
Es evidente que no se puede pretender erradicar estos usos de la totalidad
de los hablantes, pero sí quiero hacer hincapié en la situación
a que se ve sometido el estudiante extranjero. Nuestro alumno irá, poco
a poco, integrándose socialmente y, por ello, se verá rodeado de
estos usos agramaticales que, por su frecuencia en el uso tanto en la calle como
en los medios, adoptará como propios. Aquí llegamos al dilema que
muchos lingüistas han tratado: ¿los errores se pueden obviar mientras se
dé una comunicación satisfactoria entre emisor y receptor?
Creo que hay que tener en cuenta que no todos los errores gramaticales tienen
la misma importancia, y que es necesario corregir el caso que tratamos puesto
que no es un rasgo fonético ni un uso dialectal, sino un uso censurado
por la Real Academia de la Lengua Española, que habla de laísmo,
leísmo y loísmo. El problema está en cómo hacerlo
ya que, según mi experiencia, una semana de explicación y práctica
de estos pronombres se ve superada por el entorno sociolingüístico
cuando el estudiante permanece más de tres meses en la zona centro de España.
Todos sabemos lo mucho que viajan los alumnos extranjeros una vez que están
aquí. Un caso muy común es que un alumno que estudie en Madrid decida
hacer un viaje a Granada o a Sevilla; entonces, ¿qué pensará cuando
allí escuche frases como?:
¿Qué vamos a comprarle para su cumpleaños
a María? A David no lo he
visto este fin de semana.
Tal vez no se dé cuenta, pero, si lo hace, verá que estos usos
andaluces son distintos a los que él ha aprendido en Madrid.
Así pues, mi intención es hacer ver a los profesores de español
que no basta con enseñar el uso de los clíticos, sino que hay que
mostrar los diferentes usos que se dan en la Península.
Metodología
El estudio que les presento se basa en el análisis de los resultados
de un cuestionario en el que se pedía a los estudiantes extranjeros que
leyeran veintiocho frases en las que debían sustituir las palabras subrayadas
por los pronombres correspondientes. Hice una grabación de veinte informantes
en Alcalá de Henares, y de otros veinte en Granada, con el fin de demostrar
cómo llega a afectar el entorno lingüístico a quienes, en principio,
llegan a España en las mismas condiciones, en cuanto a su falta de contacto
con estos fenómenos laístas o leístas.
El nivel de conocimiento de los informantes debía ser intermedio-intermedio
alto, dado que debían leer las frases y comprender que tenían que
sustituir unas palabras por pronombres átonos.
Factores como la edad, el sexo o la procedencia no eran determinantes para
el resultado, pero sí su estancia en España, ya que cuanto más
tiempo llevasen en Madrid, más posibilidades tendrían de haber adquirido
un uso pronominal erróneo.
Para evitar que los informantes hicieran un uso poco espontáneo y pensaran
demasiado, les hice creer que buscaba datos sobre pronunciación; de ahí
que les presentase el cuestionario como un estudio del Departamento de Fonética
de la Universidad de Alcalá.
Tras realizar las grabaciones, las fui revisando, anotando los usos de cada
informante, para ver cuál era el porcentaje de error en cada zona.
El asterisco que aparece delante de algunas frases hace referencia al uso desviado
de la norma que en ellas se hace de los pronombres.
Diacronía
No voy, obviamente, a exponer todo el proceso de cambio y evolución
de los pronombres átonos, ya que sería necesario mucho más
espacio; pero sí quiero reflejar cuál es el origen etimológico
de cada pronombre, con el fin de comprobar más adelante el grado de separación
que han sufrido estos pronombres en algunas zonas de España.
Así pues, podríamos indicar la procedencia según la siguiente
tabla:
Acusativo
|
Lo-s, La-s
|
ILLUM, ILLAM, ILLOS, ILLAS
|
Dativo
|
Le-s
|
ILLI, ILLIS
|
Neutro
|
Lo
|
ILLUD
|
Los usos antietimológicos, extensión de le, les al acusativo
y aplicación de la, las al dativo, surgieron en las dos Castillas pero,
al no llegar a Andalucía, hay que señalar que no habían conseguido
un total desarrollo en tierras castellanas cuando, en el segundo tercio del siglo
XIII, Fernando III reconquistó y repobló Jaén, Córdoba
y Sevilla.
Sincronía
Los pronombres átonos, o clíticos, son formas pronominales de
objeto no acentuadas que aparecen unidas al verbo, bien delante (proclisis), o
bien detrás (énclisis), en una relación de estricta adyacencia,
ya que sólo otro clítico puede aparecer entre ambos.
Propiedades:
a) Los clíticos dependen fonológicamente del verbo junto al que
aparecen; no pueden darse aislados, ni siquiera contestando a una pregunta. Tampoco
pueden formar parte de una coordinación ni ser elididos por identidad.
En estos casos se asemejan a los morfemas flexivos.
Juan trajo el coche y la moto. > * Juan lo y
la trajo.
b) Los clíticos deben aparecer obligatoriamente adjuntos al verbo y,
según Perlmutter2, su orden es:
Se (te, le me) cae. Te (me, nos) fuiste. Se (lo, los, la, las) compró.
Te (lo, los, la, las) llevaste. Me (lo, los, la, las) dieron.
c) Otra propiedad de estos pronombres, que los aproxima de nuevo a los morfemas
ligados, es la de ser capaces de provocar procesos fonológicos en el verbo
al que se adjuntan. Cuando los clíticos aparecen agrupados forman una unidad
morfológica, lo que hace que la secuencia no pueda ser interrumpida:
¿Se lo puede dar? ¿Puede dárselo?,
pero no:
*¿Se puede darlo?
d) Una característica un tanto peculiar, es el llamado se espurio, procedente
de le. Este clítico es el resultado de un proceso fonológico
de disimilación, que consiste en el paso de le, les, a se,
si va seguido del acusativo de tercera persona lo, los, la, las:
Le daré el libro mañana > * Le
lo daré > Se lo daré.
Sistemas de los pronombres átonos
Aunque en el estudio sólo realicé el cuestionario con estudiantes
de Madrid y de Granada, creo que es importante hacer referencia también
a los distintos sistemas que se dan en la Península, con el fin de poder
hacernos una idea de la variación de uso que hay según la zona en
la que nos encontremos.
Sistema pronominal Astur-Cántabro
En el español hablado en la zona central y oriental de Asturias, la
marca de continuidad/discontinuidad del referente solamente afecta a los pronombres
de acusativo singular masculino y femenino, ya que los plurales son obviamente
contables. Esta marca se superpone a la de género y la anula:
La leche lo traen de las montañas para venderlo.
Coge esa manzana y cómetela.
La manzana da gusto verlo en el árbol.
Estos ejemplos muestran cómo esta reorganización del acusativo,
resultado de adaptar al español el sistema vigente en el romance astur-leonés
centro-oriental, únicamente se separa del sistema distinguidor de caso
en el empleo de lo para referirse a nombres femeninos categorizados como continuos.
|
Discontinuos |
Continuos |
Acusativo
|
Singular
|
Plural
|
|
|
|
Masc
|
Fem
|
Masc
|
Fem
|
Masculino
|
Femenino
|
|
lo
|
la
|
los
|
las
|
lo |
la |
Dativo |
le |
les |
le |
En el habla general de la mayor parte de Cantabria se da una pequeña
variación formal con respecto a este sistema, y consiste en que la forma
del acusativo masculino contable y singular lo, es sustituido por le. De este
modo aparece el leísmo, que conlleva pronominalizaciones en se le, tanto
si la entidad a la que se refiere es animada o inanimada:
Al camarero se le va a caer el plato. *El libro
se le devolveré cuando termine.
Sistema pronominal castellano (Referencial)
Este sistema se conoce con el nombre de referencial porque los principios que
deciden la elección del pronombre no tienen en cuenta las distinciones
funcionales de caso para establecer la referencia, sino que se basan en la continuidad
o discontinuidad del antecedente y, si es discontinuo, en el género y en
el número.
|
Discontinuos |
Continuos |
Acusativo |
Singular |
Plural |
|
|
Masc |
Fem |
Masc |
Fem |
|
|
le |
la |
les-los |
las |
lo |
Dativo |
le |
la |
les-los |
las |
lo |
El uso de le para el objeto directo tiene la función de permitir que
se utilice lo con el objeto directo no contable, continuo. Si lo sirve para referir
a entidades que no pueden pluralizarse, las continuas, le es el clítico
utilizado en el singular para referirse al mismo tipo de entidades a las que se
remite en el plural, las discontinuas.
Aunque la eliminación del caso es tan general en el plural como en el
singular, el pronombre escogido para referir a antecedentes masculinos y discontinuos
varía según las zonas. Mientras que en el área norte, (este
de León, Palencia, noroccidente de Burgos y Valladolid), se usa les, en
la zona sur, (este de Salamanca, Ávila, este de Cáceres, oeste de
Toledo y de Madrid), prefieren los.
En cuanto al femenino, puesto que en este sistema referencial el único
rasgo pertinente para el establecimiento de la referencia en el plural es el género,
las era la única forma disponible que podía señalarlo sin
ambigüedad:
*A mis nietas las he explicado bien todas las cosas
de antes.
Usos que se correspondan con este esquema podemos encontrar en una amplia área
peninsular que comprende los territorios del occidente y centro de Castilla hasta
La Mancha.
Pueden considerarse territorios de gran vitalidad referencial Palencia, Valladolid,
el occidente de Burgos, Ávila, Segovia y el occidente de Toledo y de Madrid.
Sistema genérico
Este sistema se basa en el uso de los pronombres teniendo en cuenta su género
y no la función.
Se da en la zona centro, sobre todo en Madrid, Burgos, Valladolid y Guadalajara.
Presenta el siguiente esquema:
|
Singular |
Plural |
|
Masculino |
Femenino |
Masculino |
Femenino |
Acusativo |
lo-le |
la |
los-les |
las
|
Dativo
|
lo-le |
la |
los-les |
las |
Este sistema propicia la mayor parte de los usos antietimológicos, sobre
todo en lo que respecta al laísmo y al leísmo ya que hay una invasión
de le para el Objeto Directo y de la para Objeto Indirecto, tanto en singular
como en plural.
Sistema personal
En este sistema, la distinción se basa en la oposición persona/no
persona.
Aunque no es etimológicamente puro es el más extendido y se encuentra
dentro de la norma culta, ya que la Academia permite el uso de le referido a objeto
directo personal, como hemos venido explicando.
El esquema que presenta es:
|
Singular |
Plural |
|
Masculino
|
Femenino
|
Masculino
|
Femenino
|
|
Persona
|
No pers.
|
|
|
|
Acusativo
|
Le
|
lo
|
la
|
los
|
las
|
Dativo
|
le
|
les
|
Este sistema se da entre los distingidores de caso que adoptan el dativo le
como pronombre para aludir entidades animadas.
Sistema etimológico
Concluiremos la presentación de los distintos sistemas que podemos encontrar
en la península con el esquema que procede directamente del sistema casual
latino:
|
Singular
|
Plural
|
|
Masculino
|
Femenino
|
Masculino
|
Femenino
|
Acusativo
|
lo
|
la
|
los
|
las
|
Dativo |
le |
les |
Ocasionalmente se pueden encontrar usos de le referido a Objeto Directo
personal, pero en casos muy restringidos y sólo con ciertos verbos utilizados
habitualmente para mostrar cortesía:
Me gustaría invitarle (a usted) a tomar
café.
Hemos podido comprobar que hay diversos sistemas de uso de los pronombres átonos,
lo que hace que su estudio sea más difícil y complicado ya que cada
hablante presentará un idiolecto en el que, según el contexto, hará
un uso más o menos cercano a la norma.
Jean-Louis Benezech3 indicaba, hace ya tiempo, la dificultad de concretar los
usos de estos pronombres y afirmaba que en España existían numerosos
microsistemas; lo cual hace difícil que se llegue a imponer uno de ellos,
puesto que aún no han conseguido la fuerza necesaria como para sobreponerse
de manera absoluta a los demás.
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