"Máquina de clasificar palabras" una propuesta didáctica
El trabajo que aquí
se presenta es el resultado de una necesidad concreta: conseguir que nuestros
alumnos adquieran el dominio de las categorías gramaticales. Convencidos
de que una buena base de conocimientos morfológicos es esencial para ulteriores
fases del aprendizaje lingüístico (especialmente para el dominio de
la sintaxis) y, por ende, para la práctica de la escritura, hemos querido
dotar a los aprendices de un recurso que les ayude en la ardua tarea de la clasificación
gramatical, una herramienta que les ayude a distinguir las distintas categorías
y subcategorías lingüísticas, tanto gramaticales como semánticas.
Este origen define no sólo las intenciones de nuestra propuesta, sino también
su alcance. Se trata esencialmente de un trabajo didáctico, de una propuesta
de aproximación al estudio de la clasificación de las categorías
gramaticales que no pretende resolver problemas teóricos de identificación
o definición de dichas categorías: su alcance se limita a aportar
soluciones de método y de aprendizaje en aquellos niveles educativos en
los que es más importante proporcionar a los sujetos un sistema de clasificación
que plantearles problemas gramaticales sobre cuya solución pueden existir
varias teorías aceptables. Como consecuencia, nuestra propuesta es ecléctica
desde el punto de vista teórico; lo cual no significa, en ningún
caso, que las opciones terminológicas y conceptuales adoptadas sean arbitrarias;
sino que están regidas por un compromiso fundamentalmente didáctico1.
Por eso mismo, lo que aquí presentamos es una solución adaptable
a diferentes teorías y concepciones del análisis gramatical.
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A Jesús Palop, in memoriam2
Salvador Álvaro García
Florentino Paredes García
1. El origen de la "máquina de clasificar"
Para comprender la peculiar fisonomía de esta herramienta de clasificación
es necesario conocer brevemente su génesis y su evolución, ya que
el modelo que presentamos ahora es el resultado de un proceso complejo de elaboración
y de sucesivos refinamientos "técnicos" o, por utilizar un símil
del mundo del automóvil, de sucesivos "prototipos". Tal como
la presentamos ahora, la "máquina" tiene como destinatarios a
los alumnos con conocimientos medios o avanzados de lengua española (los
de últimos cursos de Educación Secundaria Obligatoria, los de educación
de adultos, los estudiantes de español como segunda lengua, etc.), pero
surge de una propuesta de trabajo con alumnos de los estadios iniciales de la
enseñanza. Desde el principio se concibió como una "máquina",
es decir, una herramienta que permitiese clasificar las palabras de la forma más
mecánica posible. Para que los alumnos más pequeños captasen
esta idea y para dar una dimensión más lúdica a la propuesta,
se pensó en un modelo gráficamente similar a las máquinas
del tipo pin-ball, de modo que las palabras, como lo hacen las bolas en este tipo
de juegos, entrasen por un extremo y fuesen almacenándose en distintos
compartimentos tras recorrer determinados laberintos y pasillos hasta una determinada
salida. La clasificación se va complicando progresivamente en los diferentes
"prototipos", pero se procura que siempre se presente como una serie
de elecciones consecutivas de la mayor simplicidad posible.
2. El funcionamiento de la "máquina"
Cada palabra que entra en la "máquina", en cualquiera de
las fases aquí presentadas, debe quedar almacenada en alguna de las casillas
o salir por alguna de las ocho salidas. Para ello, transitará a través
de los distintos laberintos y pasillos "arrastrando" a su paso los rasgos
que la irán caracterizando. Los pasillos están formados por líneas
horizontales e implican una elección única que descarta las restantes
que aparecen en paralelo a su mismo nivel. En algunos casos un pasillo se abre
a otros mostrando elecciones consecutivas pero que siempre suponen desechar las
alternativas paralelas (véase el caso de los determinantes numerales, indefinidos
o posesivos, § 4.e.). La posición horizontal se reserva para clasificaciones
semánticas o para variaciones formales del tipo simple/locución.
Los laberintos son pasillos encadenados que tienen esa forma y que se sitúan
al final de cada una de las celdas o casillas que forman los dos bloques de la
"máquina". El paso a través de un laberinto implica dos
modalidades de clasificación: una elección entre las alternativas
que aparecen en cada uno de los pasillos consecutivos que lo forman (la clasificación
de los nombres se resuelve casi exclusivamente a través de laberintos)
o la determinación del rasgo morfológico definido en el pasillo
(caso de los accidentes del verbo). A diferencia de lo que sucede en los pasillos,
los laberintos implican elecciones morfológicas en su mayor parte y aparecen
en posición vertical3. El alumno deberá realizar una serie de opciones
encadenadas para completar el proceso de arrastre de la palabra a través
de la máquina. La primera decisión es de importancia suma, ya que
se trata de determinar la unidad léxica objeto de análisis. En este
punto el alumno debe decidir si debe tomar una palabra simple o una forma compleja4.
Evidentemente, para ello habrá sido preciso haber estudiado los sustantivos
compuestos, las formas analíticas comparativas y superlativas del adjetivo,
las perífrasis y formas compuestas del verbo, las locuciones adverbiales,
prepositivas o conjuntivas e incluso otras menos conocidas como las locuciones
determinativas (cantidad de, la tira de, multitud de, etc.). Tras esta primera
fase, el elemento seleccionado debe ser conducido hacia la vertiente izquierda
o derecha de la máquina. A continuación entrará en uno de
los diferentes cajones, completando de ese modo la primera parte de la clasificación,
es decir, la determinación de la categoría gramatical de la unidad,
correspondiente a la segunda fase. A partir de aquí comienza la caracterización
gramatical, que comprende los pasos sucesivos de clasificación semántica
(pasillos) y de clasificación morfológica (laberintos).
3. Los "prototipos"
Los prototipos son las diferentes versiones que puede adquirir nuestra máquina
en función de los niveles educativos en que se hallen los alumnos y en
función de los intereses de los grupos. La gradación podría
ser la siguiente:
"Prototipo 0". Es el modelo más
simple, el que puede servir para iniciar a los alumnos en la tarea clasificatoria,
y se ha utilizado en el aula con alumnos de los primeros cursos de la Enseñanza
Primaria. Conviene que, antes de trabajar con el modelo, se realicen algunos trabajos
previos con dichos alumnos para que éstos aprecien el diferente valor funcional
y comunicativo de las palabras que componen los textos. Por ejemplo, ejercicios
en los que, a partir de un texto breve, se vayan suprimiendo determinadas palabras
para observar el efecto que se produce en el nivel de comprensión del texto.
Otro ejercicio similar consiste en separar las palabras de un texto en dos grupos:
por un lado, las palabras con mayor carga semántica y, por otro, las palabras
con menor carga semántica. Una vez separadas las leemos en el orden original
y comprobamos cuál de los dos mensajes resultantes tiene más sentido.
Por último, uno de los ejercicios más interesantes en esta primera
fase es la transformación de textos breves en telegramas y viceversa.
Tras estos ejercicios y otros similares5, llegamos al acuerdo de dividir las
palabras en dos grupos cuya denominación, acordada conjuntamente en la
clase, fue la de: "palabras que dicen" (bloque 1) y "palabras que
hacen" (bloque 2)6. Como no es posible resolver tan pronto ni tan simplemente
todos los problemas de clasificación que presentan las palabras de un texto,
se reserva un apartado para las incógnitas. De esta manera, la forma gráfica
inicial de la "máquina" es la que aparece en la figura 1.
Para ejemplificar el funcionamiento de la "máquina", tomemos
la "Canción del jinete" de Lorca y hagámosla pasar por
los diferentes "prototipos" de la máquina:
Aunque se trata de un ejemplo ad hoc, el resultado que se ofrece es
similar a los obtenidos en clase. Hemos de aclarar, antes de proseguir, que en
nuestra opinión resulta muy conveniente realizar los primeros trabajos
de clasificación de forma colectiva, ya que esto fomenta un debate muy
enriquecedor en la reflexión gramatical, aunque a veces, en las primeras
aproximaciones, nos veamos obligados a aceptar soluciones "falsas" pero
lógicas. De hecho, en la solución que proponemos se pueden apreciar
algunas imprecisiones desde un punto de vista estrictamente lingüístico,
pero consideramos que en esta fase escolar resultan admisibles. Observemos, por
ejemplo, que el pronombre yo aparece en el bloque 1 mientras que la forma me aparece
en el bloque 2, porque los alumnos perciben una mayor carga semántica en
los pronombres personales en función de sujeto que en los de complemento.
Por causas similares, el adverbio apocopado tan aparecerá probablemente
en el bloque 2 mientras que la forma nunca lo hará en el bloque 1. Por
otra parte, en esta fase sólo puede plantearse la clasificación
de las palabras como unidades simples, como "elementos separados en la escritura
por un espacio en blanco". Por ello, serán recogidas como dos elementos
tanto la forma perifrástica está mirando como la locución
antes de. Hemos de comentar, por último, la aparición de
las interjecciones como palabras de difícil ubicación dentro de
la máquina y que, seguramente, aparecerán en el bloque de dudas
o en el 2.
"Prototipo 1". Después de trabajar
con la primera "máquina", el segundo paso es dividir en casillas
cada uno de los dos bloques anteriores, empezando por las "palabras que dicen",
intentando dar respuesta a la pregunta ¿qué dicen? Esta fase puede abordarse
a partir del tercer curso de primaria y requiere mucho trabajo previo de clasificación
y de agrupación de palabras basándose en su parecido formal y semántico
hasta formar grupos homogéneos que nos permitan formular sencillas definiciones
de las categorías nombre, adjetivo, verbo y adverbio. Las obtenidas en
algunas de nuestras aulas fueron las que vemos en la fig. 3.
Sólo después de haber trabajado ampliamente esta parte, repetiremos
la división en casillas del bloque de las "palabras que hacen",
ya que éstas les resultan a los alumnos mucho más difíciles
de agrupar. Con frecuencia será el profesor quien vaya conduciendo a los
alumnos hasta la definición deseada, para intentar que éstos respondan
de la forma más correcta posible; pero lo más importante es que
la definición sea propuesta por los propios alumnos y acordada con ellos,
puesto que de ese modo les será mucho más fácil de asimilar
y comprender7. Ahora nos aparecerán los determinantes, preposiciones, conjunciones
y pronombres. Didácticamente acaso sea preferible en un principio no hacer
distinción entre preposiciones y conjunciones y hablar de unidades de relación
o nexos para referirnos al conjunto de ambas palabras8. También mantendremos,
durante el tiempo que consideremos necesario, el bloque de dudas. En una fase
posterior establecemos la diferencia entre preposición y conjunción,
y suprimiremos el bloque de dudas hasta obtener la forma que se presenta en la
fig. 3. Un problema particular lo plantean las interjecciones. La disparidad de
criterios entre los lingüistas resulta sintomática de las dificultades
que ofrece la clasificación de estos elementos9. Por ello, en nuestra propuesta
hemos optado por considerarlas como elementos no equiparables al resto de las
palabras y no las hemos incluido en la "máquina"10. Por último,
es interesante aclarar la presencia de los pronombres en el bloque de las "palabras
que hacen". Esto es comprensible si aceptamos, como se señaló
arriba, que en una primera aproximación los alumnos no perciben los pronombres
como palabras "que dicen", salvo los personales en función de
sujeto, y sin embargo, una vez que se acercan a su contenido, comienzan a reconocerlas
como tales. Por eso, en ulteriores versiones de nuestra "máquina"
estos elementos serán reconducidos hacia el bloque de la izquierda.
Aplicando este segundo estadio, nuestro texto inicial quedaría:
Esta sería la mejor solución, en la que ya no aparecen ni las
interjecciones ni el bloque de dudas.
Las "máquinas parciales" y el "Modelo
final". Aquí comienza la tercera parte del trabajo, la más
ardua, y la que más parecido puede tener con el estudio tradicional de
la gramática. El objetivo es conocer las distintas subcategorías
dentro de cada casilla y llegar a la construcción de las máquinas
parciales (que comentaremos más detalladamente en el § 4).
Para ello, continuando con nuestra propuesta metodológica, trabajaremos
con cada grupo por separado para mejorar su identificación y para intentar
determinar cuáles son los rasgos morfológicos y semánticos
que nos van a permitir establecer las subcategorías. Estas máquinas
parciales no tienen por qué ser definitivas: al contrario, su complejidad
puede y debe ir en aumento a medida que ascendemos de curso. En este sentido,
la "máquina" que presentamos debe ir cumpliendo los objetivos
de esta materia a lo largo de los cursos de la Enseñanza Secundaria Obligatoria.
Una vez obtenidas las máquinas parciales se unen todas para formar la máquina
definitiva, el "Modelo final". Representa la culminación del
proceso iniciado en el estadio anterior, es decir, la presentación de la
máquina en su totalidad y el consiguiente trabajo de análisis con
todo tipo de palabras al mismo tiempo. Este estadio debe llevarse a cabo en cada
curso en su conjunto, presentando una máquina completa con diferentes grados
de complejidad en cada curso para volver a reiniciar el estudio en la elaboración
de "máquinas parciales" al curso siguiente, de forma recurrente.
De igual modo, si nos propusiéramos aplicar este método en cualquier
curso intermedio por primera vez podríamos hacerlo comenzando por el estadio
que consideremos más adecuado al momento evolutivo de los alumnos. Como
ejemplo de los distintos grados de complejidad que puede adoptar una misma casilla,
veamos algunas posibles presentaciones de la "máquina parcial"
de clasificación de los verbos, de menor a mayor complejidad11:
Ver
Máquina parcial del verbo
Con carácter general podemos decir que las palabras del bloque izquierdo,
aquellas que dicen, presentan una mayor complejidad en la parte interior
que va decreciendo hacia la salida, mientras que en las del bloque derecho sucede
al contrario. Esto nos dará una idea orientativa para plantear los distintos
grados de profundización.
4. Las casillas de la "máquina": las "máquinas
parciales"12
Ver
Máquinas parciales
Ver
Máquina de clasificar palabras
4.a. Los nombres. Esta "máquina"
está formada por un pasillo de entrada, un laberinto horizontal y dos verticales.
El pasillo inicial clasifica la unidad objeto de análisis en simple
o compuesta, es decir, distingue entre nombres simples y unidades léxicas
más complejas: coche frente a coche-cama, máquina
frente a máquina de escribir, pez o pez espada. Los
laberintos horizontales reflejan la clasificación semántica13. Los
laberintos verticales reflejan los cambios morfológicos, aunque no abordan
determinadas peculiaridades del género (irregularidades, heterónimos,
epicenos, ambiguos...) ni del número, consideradas como casos excepcionales.
Veamos cuál es el resultado de hacer pasar por esta máquina varios
de los nombres de la "Canción del jinete":
Córdoba: Nombre simple, propio, concreto, individual,
no contable, inanimado, femenino, singular. camino: Nombre
simple, común, concreto, individual, contable, inanimado, masculino, singular.
muerte: Nombre simple, común, abstracto, individual,
no contable, inanimado, femenino, singular.
4.b. Los adjetivos. Como es hoy habitual en muchos
estudios gramaticales, reservamos el nombre de adjetivo para lo que la gramática
tradicional denominaba adjetivos calificativos, e incluimos los llamados adjetivos
determinativos entre los determinantes14.
En esta categoría no necesitamos recurrir a una determinación
previa de la unidad lingüística porque las formas superiores a la
palabra se determinan en las opciones del grado comparativo y superlativo (absoluto
con adverbio o relativo). Sí se incluye en este caso el género invariable
para los adjetivos de una sola terminación. En el modelo que aquí
proponemos, no se incluye la diferencia entre adjetivos explicativos y especificativos
porque la entendemos como una diferencia funcional, lo cual no impide que pueda
también contemplarse. En la "Canción del jinete" encontramos
adjetivos como los siguientes:
lejana: adjetivo en grado positivo, femenino, singular.
grande: adjetivo en grado positivo, invariable, singular.
4.c. Los verbos. La "máquina parcial" del
verbo que presentamos es la más compleja de todas, pero ya hemos indicado
que puede aparecer en versiones con distintos grados de dificultad (cf. más
arriba § 2).
El primer pasillo establece la unidad lingüística al tiempo que
distingue entre las categorías superiores a la palabra: perífrasis,
formas compuestas y voz pasiva15. La voz activa queda recogida por defecto. La
segunda clasificación combina los criterios semánticos con los sintácticos
al establecer la división entre copulativos y predicativos y, dentro de
éstos, entre transitivos e intransitivos16. Para finalizar, establecemos
dos pasillos horizontales para separar las formas personales de las no personales
y transformamos el pasillo de las formas personales en un laberinto vertical por
donde la unidad analizada va adquiriendo los rasgos de persona, número,
tiempo y modo. Nótese que agrupamos los accidentes de tiempo y aspecto
en uno solo al que preferimos denominar "tiempo verbal", para evitar
confusiones del tipo Presente Imperfecto de Indicativo que suelen aparecer
a veces por el afán de cubrir todos los pasos del recorrido. El análisis
de los verbos del texto que usamos como ejemplo daría resultados como los
que siguen:
sepa: Verbo saber, forma simple, predicativo, transitivo,
primera persona del singular del Presente de Subjuntivo. está
mirando: Verbo mirar, perífrasis aspectual, predicativo,
transitivo, tercera persona del singular del Presente de Indicativo.
4.d. Los Adverbios. Hemos simplificado al máximo
esta parte de la clasificación renunciando a algunos rasgos morfológicos
(superlativos, diminutivos, derivados en -mente), aunque sí recogemos,
nombrándolas como tales, las locuciones adverbiales. En cuanto a la clasificación
semántica, hemos seleccionado las categorías más abarcadoras
incluyendo en el mismo nivel categorías más funcionales, como es
el caso de los interrogativos y los relativos17.
En el texto encontramos los siguientes adverbios:
Nunca: Adverbio simple de negación (o de tiempo)18
Antes: Adverbio simple de tiempo. Tan: Adverbio
simple de cantidad.
4.e. Los determinantes. Como ya se señaló
más arriba, en la categoría de adjetivos sólo se recogen
los adjetivos calificativos, y se recogen como determinantes las formas que la
gramática tradicional denominaba adjetivos determinativos, tales como las
formas tónicas de los posesivos, a los que consideramos variaciones formales
de las correspondientes átonas cuando aparecen pospuestas.
En los posesivos mantenemos la persona del poseedor pero no el número
de poseedores, de modo que el morfema de número que se analiza al final
de la máquina se refiere, lógicamente, a lo poseído. A todos
aquellos determinantes que no presentan variación en los morfemas de género
se les puede aplicar la calificación de "invariable" o se les
puede dar, por concordancia, el género del sustantivo al que acompañan.
Algunos determinantes de la "Canción del jinete" son:
mi: determinante posesivo de primera persona, femenino (por
concordancia), singular. las: determinante artículo,
femenino, plural. qué: determinante exclamativo, masculino
(por concordancia), singular (por concordancia).
4.f. Las preposiciones. Se trata de la casilla
más simple19. Distinguimos exclusivamente las preposiciones simples (o
propias) y las locuciones prepositivas (discutieron a causa de un malentendido).
El texto sólo presenta casos de preposiciones simples, por lo tanto,
obviaremos los ejemplos en este caso.
4.g. Las conjunciones. Las conjunciones son un
tipo de palabras cuya clasificación suele plantear a los alumnos una gran
dificultad por tratarse de palabras puramente funcionales que, a diferencia de
las preposiciones, son mucho más abundantes y establecen una gran variedad
de relaciones sintácticas. Para asimilar correctamente su clasificación
sería preciso manejar conceptos sintácticos que no siempre están
al alcance de los alumnos de secundaria y raras veces de los de primaria20.
Las palabras de la "Canción del jinete" que corresponden
a esta casilla quedarían caracterizadas del siguiente modo:
y: Conjunción simple, coordinante, copulativa.
aunque: Conjunción simple, subordinante, concesiva.
que: Conjunción simple, subordinante, causal.
4.h. Los pronombres. Ya se explicó más
arriba las peculiaridades que presenta su ubicación en la "máquina"
(§ 3). En cuanto a la estructura de su clasificación, merece comentario
la proximidad de los pronombres personales y los posesivos para compartir la clasificación
de persona. En el caso de los pronombres personales se introduce asimismo la clasificación
según la función de sujeto o de complemento. La reducción
del número de subcategorías de los numerales se debe a razones de
espacio, ya que siguen existiendo tantas subcategorías como en el caso
de los determinantes. Mantenemos las dos principales como referencia, pero si
explicamos a los alumnos la proximidad entre los determinantes y los pronombres,
ellos podrán aplicar por extensión el resto de los casos.
En el laberinto correspondiente al género, se plantea la opción
"invariable", que no suele aparecer en las gramáticas, para responder
a casos como se, le, nos, os, etc. También aparece en el laberinto
del número con objeto de caracterizar al pronombre relativo que.
En la "Canción del jinete" encontramos estos pronombres:
yo: Pronombre personal función de sujeto de primera
persona del singular. me: Pronombre personal función
de complemento de primera persona del singular.
Alcance y limitaciones de la propuesta
Como ha podido observarse, lo que presentamos aquí no es sino un procedimiento
para obtener resultados similares a los del análisis morfológico
tradicional. No obstante, creemos que nuestra propuesta tiene una serie de ventajas
sobre los modos habituales de realizar este tipo de ejercicios. La principal virtud
que este método de clasificación ha demostrado en el tiempo que
se viene aplicando es la de hacer que el alumno automatice el proceso y retenga
en la memoria los distintos rasgos morfológicos y semánticos de
las palabras. Por eso la máquina presenta todos los rasgos posibles de
forma explícita, para que la lectura constante los fije en la memoria.
No hay que olvidar que el objetivo final es conseguir que el alumno haya interiorizado
las categorías gramaticales y los rasgos morfológicos y sintácticos,
de forma que se pueda prescindir de usar la "máquina" como tal.
Esto se consigue gracias a que es un método simple e intuitivo, manipulativo,
que requiere una participación directa por parte de los alumnos en la reflexión.
Por otra parte, como se dijo arriba, es adaptable a diferentes niveles de dificultad
y, gracias a su eclecticismo, puede usarse con diferentes teorías gramaticales
(léase libros de texto) proporcionando una respuesta novedosa a los principales
problemas de clasificación, ya que se aparta de los arduos caminos tradicionales
del análisis morfológico, tan necesario por otra parte en el proceso
de formación del alumno. Por último, hay que insistir en que se
trata de un método probado durante varios años de docencia en diferentes
niveles de enseñanza. En cuanto a sus limitaciones, la primera y más
evidente es la del espacio, que obliga a elegir las opciones de clasificación
más importantes descartando otras, que no por ello deben quedar fuera de
las explicaciones, como es el caso de las clases de perífrasis o de los
demostrativos en función de la distancia, por citar sólo dos ejemplos.
En otro orden de cosas estarían aquellos problemas que la máquina
no podría resolver, ya que se salen de su planteamiento metodológico,
tales como la metábasis, las unidades fraseológicas, los diminutivos,
o la clasificación de palabras según el contexto, del tipo de mucho,
algo, nada, más, que, etc. Problemas de carácter funcional que
quedan en su mayoría incluso fuera del ámbito de los objetivos del
área de Lengua castellana para el ciclo educativo de la Enseñanza
Secundaria.
NOTAS
1 La obra que sirve de base terminológica
y conceptual a nuestra propuesta es la de Torrego, 1997, pero, como se verá,
no nos hemos ajustado a las propuestas de este autor en determinados puntos, que
se indicarán oportunamente.
2 La idea inicial de construir una máquina
de clasificar palabras surgió de un equipo de maestros de primaria formado
por Regina Olmos, Jesús Palop y Salvador Álvaro, autores de una
primera versión de la misma, dirigida a alumnos de educación primaria.
3 El único laberinto que aparece en posición
horizontal es el de la clasificación semántica de los nombres, y
es horizontal precisamente por su carácter semántico.
4 Para la determinación de las unidades
complejas puede consultarse Penadés, 1999.
5 Pueden verse algunas propuestas didácticas
para la escuela en Muñoz, 1983.
6 A pesar de lo elemental que resulta, esta clasificación
de las palabras no es extraña en los estudios gramaticales. Al contrario,
es una de las divisiones con más tradición, ya que aparece desde
los griegos con parecidas fórmulas (cf. Alcina y Blecua, 1975:40-48); entre
los estructuralistas, una propuesta en parte coincidente con ésta se encuentra
en Coseriu, 1971.
7 Como ejemplo de esta heterodoxia de las definiciones
véase la de adverbio, a la que llegamos en una de nuestras clases: "Las
[palabras] que dicen cómo, cuándo o dónde sucede lo que cuenta
el verbo, o lo aumentan o lo disminuyen, o lo afirman o lo niegan". Se puede
ver que a pesar de la prolijidad de la definición, no agrupa todos los
casos posibles (queda fuera la función cuantificadora de adjetivos y de
adverbios, por ejemplo). Pero no es de extrañar la imprecisión de
la definición que hemos obtenido, sobre todo si se tiene en cuenta la variedad
de contenidos semánticos y de comportamientos sintácticos de esta
categoría, lo que hace que haya sido descrita como el "cajón
de sastre" de las categorías gramaticales (Bosque, 1989:26).
8 Entre los primeros gramáticos ya aparecen
estos elementos englobados en la misma clase y así lo mantienen hoy las
teorías de corte funcionalista (cfr. Marcos Marín, 1972; Alarcos,
1994).
9 Cfr. Alcina y Blecua, 1975:817-819.
10 La exclusión de estos elementos como
"partes de la oración" es hoy bastante habitual entre los gramáticos,
quienes han aducido para ello razones fonológicas, morfológicas,
prosódicas, sintácticas y semánticas. Gili Gaya (1943) las
sitúa en el primer grado dentro del carácter sintético de
la oración exclamativa; Marcos Marín (1972:108) afirma explícitamente
que no son partes de la oración; Alarcos Llorach (1994:240) las considera
"palabras autónomas que (...) no se insertan funcionalmente dentro
de la oración y constituyen por sí solas enunciados independientes"
y, por tanto, se encuentran fuera de la sintaxis; Gómez Torrego (1997:248)
las define como "palabras tónicas que constituyen enunciados exclamativos
por sí mismas."; Alonso-Cortés (1999:4027) las excluye de la
sintaxis para situarlas en el ámbito de la pragmática en tanto que
unidades de carácter de indicador ilocutivo; Alvar (2000:479-481) que centra
su explicación en los aspectos prosodémicos, también las
excluye del resto de categorías gramaticales.
11 Obsérvese que aún podría
completarse la "máquina" añadiendo, por ejemplo, las diferentes
clases de perífrasis aspectuales y modales, o incluyendo los verbos pronominales,
etc. La complejidad, en definitiva, vendrá determinada por las necesidades
didácticas de cada curso o por las características del grupo.
12 Lo que aquí se ofrece es sólo
nuestra propuesta. Como hemos señalado, nada impide que se aplique este
modelo con criterios diferentes y desde planteamientos teóricos distintos.
13 Hemos seguido una de las clasificaciones semánticas
del sustantivo más habituales, que coincide con la que propone la RAE,
1973, y la que sugirió en su momento el Ministerio de Educación
y Ciencia (Alonso Marcos, 1986:114-116).
14 Cf. Alarcos, 1994:78.
15 La forma gráfica a la que hemos recurrido
en la "máquina" impone determinadas limitaciones. Una de ellas
es la que aquí se nos presenta. Somos conscientes de que esta división
en pasillos no resulta del todo adecuada, pues una forma verbal puede ser simultáneamente
forma compuesta, voz pasiva y forma perifrástica. Aquí ha primado
la necesidad de simplificar las opciones, aun a sabiendas de que tal simplificación
pueda suponer a veces imprecisión y hasta un grado asumible de inexactitud.
16 En puridad, los conceptos de predicativo,
copulativo, transitivo e intransitivo son calificativos más apropiados
para el SV que para el verbo.
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