El concepto de locura en el ingenioso hidalgo Don Quijote
de la Mancha y en Hamlet
POR PETRA PLUTNAROVÁ
Don
Quijote y Hamlet tienen muchos puntos de
contacto. Están entre las más famosas obras
de la literatura universal. Las dos salieron a la luz casi
al mismo tiempo, Don Quijote en el año 1605
y Hamlet entre 1603 y 1605.1 Ambas obras hicieron famosos
a sus autores. Don Quijote, aunque es una novela, tiene
en sí mucho del dramatismo de la pieza teatral. Las
batallas de don Quijote son muy dinámicas, los personajes
hablan mucho y así son principalmente estos –y no
el narrador– los que mueven la acción. Asimismo, Hamlet,
siendo una pieza de teatro, esconde en sí muchos momentos
estáticos, análisis psicológicos de personajes,
lo que se buscaría más bien en una novela. Así,
una de las funciones de la Sombra del Rey Hamlet se podría
marcar como la del narrador, que es propia de la novela. Tanto
Cervantes como Shakespeare prestan mucha atención a
la locura; y es el objetivo de estas páginas analizar
cómo la tratan los autores en sus obras.
La locura de Don Quijote y Hamlet
En principio, se diría que no nos
va a ayudar ni la definición de locura que hace Sancho
Panza,
"Y yo digo que el consejo de la mujer es poco, y el
que no le toma es loco."2
ni la que hace Polonio en Hamlet,
Seré muy breve. Vuestro noble hijo está loco;
y le llamo loco, porque (si en rigor se examina) ¿qué
otra cosa es la locura, sino estar uno enteramente loco?
Pero, dejando esto aparte...
I will be brief. Your noble son is mad.
Mad call I it, for, to define true madness,
What is´t but to be nothing else but mad?
But let that go.3
El género de locura es diferente en
Don Quijote y en Hamlet. Es acaso más
difícil de explicar en el caso del español,
que se refiere con una palabra a dos cosas diferentes. Don
Quijote, más que nada, padece de enloquecimiento (´folly´),
es un enloquecido (´fool´); mientras que Hamlet finge que
está loco (´mad´), que sufre de locura (´madness´)
– por otra parte Ofelia al final se vuelve loca de verdad.
Las dos variedades de locura se difieren en muchos aspectos,
sin embargo también hay que fijarse ende las similaridades.
Don
Quijote enloquece después de haber leído
demasiadas novelas de caballería. Adopta un nuevo nombre,
decide enamorarse de Dulcinea de Toboso, a la que nunca ha
visto, y sale de casa en busca de aventuras con su escudero
Sancho Panza para mejorar el mundo. Se considera un caballero
andante, siguiendo el modelo del Rey Arturo de Inglaterra,
de Amadís de Gaula y de muchos otros. La caballería
es una religión para don Quijote. Traba batallas que
no son necesarias, sale molido de ellas, y ve la realidad
de forma diferente, como si estuviera bajo un encantamiento,
pues o no ve lo real o piensa otra cosa. Don Quijote, aunque
enloquecido, es un hombre de bien; no le gusta el mundo así
como es y lo quiere mejorar, así que no importa que
sus batallas resulten siempre mal. Sancho dijo de él:
[3]"era un pobre caballero encantado, que no había
hecho mal a nadie en todos los días de su vida."
Su enloquecimiento proviene también
de la tristeza provocada por la ausencia de su "princesa",
Dulcinea de Toboso: él está loco de amor. Se
le llama "El Caballero de la Triste Figura" lo que
dice mucho de su género de locura y nos hace relacionarlo
con la melancolía.
Su enloquecimiento es inocente, no es peligroso,
excepto para él mismo. (Lo que no se puede decir de
Hamlet). En la Primera parte, la gente se burla de su locura
y de sus disparates, mientras que el la Segunda ya lo aprecian
porque es conocido. Don Quijote es un personaje tragicómico.
Hace reír tanto al lector como a los propios personajes
de la novela, lo que al mismo tiempo provoca cierto cargo
de conciencia cuando uno se da cuenta de que nada es culpa
del caballero y que los que se burlan de él y sus desengaños,
en realidad, son crueles.
A diferencia de Hamlet, don Quijote sabe
actuar. En esto también se aproximarse el Quijote
a una pieza teatral. Don Quijote es capaz de verdaderas hazañas,
no importando que sean superfluas. Desde este punto de vista,
don Quijote se presenta de manera más heroica que Hamlet.
Está enloquecido y por eso no tiene miedo: la locura
le presta coraje. Hamlet no está loco de verdad, y
quizá por eso le falte el valor de llevar las cosas
a cabo.
Tanto don Quijote como Hamlet pronuncian
largos discursos. Es la manera de liberarse y llorar sus penas.
Hamlet dice:
[4] "Pero, hazte pedazos corazón mío,
que mi lengua debe reprimirse."
" But break, my heart, for I must hold my tongue."4
Los dos se quejan de sufrir pesadillas.
[5] ( "Pero, estos sueños terribles me hacen
infeliz.")
( "I have bad dreams")5
lo que en la época renacentista se consideraba un
síntoma inequívoco de locura.6
Los dos tienen a un solo amigo íntimo
que los acepta, aún con su evidente locura .
Ninguno de los dos, podría decirse,
soporta esta cruel realidad, y por eso la muerte es inevitable.
Ambos tienen momentos de locura absoluta
y momentos de lucidez. A veces, no es fácil decidir
si don Quijote está cuerdo o bien loco, "es un
entreverado loco lleno de lúcidos momentos"7:
pues ya supiera el género de su locura; pero, como
no la sabía, ya le tenía por cuerdo y ya por
loco, porque lo que hablaba era concertado, elegante y bien
dicho, y lo que hacía, disparatado, temerario y tonto.8
Cuando don Quijote acepta su locura y se
identifica con el papel de caballero andante, es capaz de
pensar de forma realista dentro de esta personalidad adoptada.9
En Hamlet, muchas veces, tampoco se puede
distinguir bien cuando está actuando su locura y cuando
su comportamiento es natural.
En ambos casos, la locura tiene su función
pragmática, lo mismo que los momentos cuerdos y lúcidos
de los personajes. Un loco, en muchos casos, se fija en las
cosas que los otros no ven o no quieren ver. Los niños
y los locos dicen siempre la verdad:
(Polonio dice de Hamlet)
¡Con qué agudeza responde siempre! Estos golpes felices
son frecuentes en la locura, cuando en el estado de razón
y salud tal vez no se logran.
[...]How pregnant sometimes his replies are! A happiness
that often madness hits on, which reason and sanity could
not so prosperously be delivered of.[...]10
A un loco se le perdonan reacciones y palabras
duras que no se perdonarían a una persona cuerda. Y
así, la locura en literatura sirve también para
exponer con libertad las opiniones críticas sin miedo
a la censura. Y efectivamente, Cervantes, Shakespeare, don
Quijote y Hamlet lo hacen. Y lo hacen muy bien.
Otra similaridad es que tanto don Quijote
como Hamlet practican mucha reflexión sobre sí
mismos. Es lo que acerca Hamlet a las prácticas
novelescas.
Hamlet decide fingir que está
loco después de haber hablado con la Sombra de su padre.
Sus planes se reflejan en este monólogo:
Pero venid acá y, como antes dije,
prometedme (así el Cielo os haga felices) que por
más singular y extraordinaria que sea de hoy más
mi conducta (puesto que acaso juzgaré a propósito
afectar un proceder del todo extravagante) nunca vosotros
al verme así daréis nada a entender, cruzando
los brazos de esta manera, o haciendo con la cabeza este
movimiento, o con frases equívocas como: sí,
sí, nosotros sabemos; nosotros pudiéramos,
si quisiéramos... si gustáramos de hablar,
hay tanto que decir en eso; pudiera ser que... o en fin,
cualquiera otra expresión ambigua, semejante a éstas,
por donde se infiera que vosotros sabéis algo de
mí.
But come-
Here, as before, never, so help you mercy,
How strange or odd soe´er I bear myself,
As I perchance hereafter shall think meet
To put an antic disposition on,
That you, at such times seeing me, never shall,
With arms encumbered thus, or this headshake,
Or by pronouncing of some doubtful phrase,11
Hamlet admite que su locura actúa
en varios momentos:
[9] Agradecida entonces,
declaradle cuanto hay en el caso,
decidle que mi locura no es verdadera,
que todo es artificio.
Sí, decídselo,
Make you to ravel all this matter out,
That I essentially am not in madness,
But mad in craft. ´Twere good you let him know.12
HAMLET.- Yo no estoy loco, sino cuando sopla el nordeste;
pero cuando corre el sur,
distingo muy bien un huevo de una castaña.
I am but mad north-north-west. When the wind
Is southerly, I know a hawk from a handsaw13
Su locura fingida es un instrumento, finge
que está loco para esconder su verdadero objetivo:
la venganza. Hamlet cree que con su instrumento, la locura,
va a manipular a la gente en torno a él, pero esto
solamente lo logra cuando aparecen los actores y se demuestra
la culpabilidad de Claudio. Es el único momento en
toda la obra en que Hamlet es capaz de HACER algo, de provocar
una acción, de reaccionar, en definitiva. En la mayor
parte de la obra no se muestra capaz de hacer nada: simplemente
pronuncia largos discursos y la gente lo manipula sin que
él se de cuenta.
También don Quijote se ve manipulado:
lo quieren curar y llevar a casa de la misma manera que a
Hamlet lo mandan a Inglaterra. El camino, la mudanza, se presenta
como un remedio de curar la mente enferma.
Hamlet es un personaje trágico. Desde
el principio hace pensar que todo acabará con una tragedia,
justamente por Hamlet que provoca una atmósfera de
miedo, de horror:
[11] POLONIO. –Loco, sin duda, por tus amores, ¿eh?
POLONIUS: –Mad for thy love?
OFELIA.- –Yo, señor, no lo sé;
pero en verdad lo temo
OPHELIA: –My lord, I do not know,
But I truly do fear it.14
[12] CLAUDIO. –Así se hará.
La locura de los poderosos debe ser examinada con
escrupulosa atención.
CLAUDIUS: It shall be so.
Madness in great ones must not unwatched go.15
Hamlet no quiere mejorar el mundo. Solamente
desea cobrar vengaza por su padre, y esto más bien
para tranquilizar a sí mismo, no para obtener justicia.
Odia el mundo, que le parece detestable.
[13] MARCELO.- Algún grave mal se oculta en
Dinamarca.
(MARCELLUS) Something is rotten in the state of Denmark16
[14] (HAMLET)
¡Dios mío! ¡Cuán fatigado ya de todo, juzgo
molestos, insípidos y vanos los placeres del mundo!
Nada, nada quiero de él, es un campo inculto y rudo,
que sólo abunda en frutos groseros y amargos.
How weary, stale, flat and unprofitable
Seem to me all the uses of this world!
Fie on´t, ah fie! ´Tis an unweeded garden17
[...]
Sin embargo, el lector se puede preguntar
si en su verdadera desesperación y tristeza absoluta,
en el cruel modo en que trata a su amada Ofelia, en su ignorancia
de que ella se vuelve loca de verdad y en su obsesión
de venganza no hay algo (o mucho) de una locura verdadera.
Quizá esté más loco de lo que se cree
en realidad y también es probable que su comportamiento
esté motivado por un género de afección
mental. Shakespeare lo vistió de negro con un motivo
–probablemente–, porque el negro es el color de la melancolía.
Hamlet, frente a don Quijote, es un cobarde:
tiene miedo a todo, salvo a dos cosas: la muerte y a hablar
con libertad.
Es interesante que así como los personajes
en torno a Hamlet no saben exactamente ni la causa de su locura
ni la de la locura de Ofelia (¿acaso la muerte de sus padres
el amor, o tal vez las dos cosas?), tampoco se sabe con certeza
la razón de la vuelta a la razón de don Quijote.
Don Quijote, después de haber sido
vencido, vuelve a casa. Ha de curarse, y sin embargo, acepta
otra idea de loco: no será caballero sino pastor. No
obstante, pronto abominará de todos los libros de caballería,
recuperando la cordura. Así, ajusta sus cuentas personales
y mundanas, se confiesa y muere, habiendo dejado de lado la
locura.
En este momento, cabe preguntarse, ¿vuelve
a casa a bien morir y porque muere, ha de perder su locura?
¿O bien precisamente porque pierde su locura debe morir?
Hay por lo menos tres interpretaciones acerca
de la recuperación de la cordura por parte de don Quijote.
R.O. Jones18 afirma que:
1) Como buen católico, don Quijote
tiene que confesarse y esto no podría hacer si estuviera
loco.
A nuestro juicio, esta es una interpretación
poco probable: aunque Cervantes hubiera pensado de tal manera,
el supuesto de que un loco no se confesara hubiera sido
probablemente mucho menos grave que en el caso de un cuerdo.
2) Jones enfatiza la importancia de la
simetría formal en el libro, don Quijote nace cuerdo
y tiene que morir cuerdo.
3) la tercera interpretación se
nos ofrece leyendo con precisión las opiniones sobre
la muerte tanto en Don Quijote como en Hamlet.
La locura alivia el dolor y la tristeza: uno no se da cuenta
de las penas si está loco.
[15] Loco soy, loco he de ser hasta tanto
que tú vuelvas con la respuesta de una carta que
contigo pienso enviar a mi señora Dulcinea; y si
fuere tal cual a mi fe se le debe, acabarse ha mi sandez
y mi penitencia; y si fuere al contrario, seré loco
de veras, y siéndolo, no sentiré nada. Ansí
que, de cualquiera manera que responda, saldré del
conflicto y trabajo en que me dejares, gozando el bien que
me trujeres, por cuerdo, o no sintiendo el mal que me aportares,
por loco.19
Asimismo, Ofelia es alegre en su locura,
no siente tristeza aunque ésta fue la causa de su locura.
Hamlet, al contrario, siente mucha desesperación. No
obstante, quizás sea porque su locura no es verdadera.
La muerte tiene el mismo efecto en los dos:
el cese de la conciencia cura los padecimientos de este mundo.
Lo que sigue después de la muerte es un paraíso
para el creyente (por lo menos para don Quijote pues siempre
obró bien) o bien no es nada. En ambos casos se sigue
un acabamiento de la pasión. En Don Quijote
se reflejan tres remedios para curar la pasión:
[16] ¿Quién mejorará mi suerte?
La muerte.
Y el bien de amor, ¿quién le alcanza?
Mudanza.
Y sus males, ¿quién los cura?
Locura.
De ese modo, no es cordura
Querer curar la pasión
Cuando los remedios son
Muerte, mudanza y locura.20
Entonces, podríamos decir, Don Quijote
se vuelve loco cuando se va a enfrentar a la realidad. Por
otro lado, Hamlet ya no puede soportar la realidad, por eso
finge que se vuelve loco y por eso mismo ha de que morir.
Don Quijote tiene que morir porque perdió su locura,
perdió el efecto que provocaba la locura sobre su mente
y para mantenerse en el mismo estado, tiene que morir.
Personajes secundarios
En el segundo plano aparecen otros personajes,
que no por eso son menos importantes, en los cuales también
se puede descubrir la locura o dudar de su estado mental.
Ofelia se vuelve loca de verdad, aunque no
se sabe si por razón de la crueldad de Hamlet o bien
por la muerte de su padre. Quizás por las dos causas.
Sancho Panza se presenta más como
un personaje simple, ingenuo y crédulo que como un
loco, aunque muchos lo creen también un mentecato,
como a don Quijote:
[17] Pues don Quijote de la Mancha es loco,
menguado y mentecato, y Sancho Panza su escudero lo conoce,
y, con todo eso le sirve y le sigue y va atenido a las vanas
promesas suyas, sin duda alguna debe ser él más
loco y tonto que su amo.
[18] [Sancho responde] Pero ésta
fue mi suerte, y ésta mi maladanza; no puedo más,
seguirle tengo: somos de un mismo lugar, he comido su pan,
quiérole bien, es agradecido, diome sus pollinos,
y, sobre todo, yo soy fiel, y así, es imposible que
nos pueda apartar otro suceso que el de la pala y azadón.21
Es interesante que a lo largo de libro se
produzca una inversión de la situación común
en la novela, que ha llevado a hablar de la sanchificación
de don Quijote y de la quijotización de Sancho. Así,
mientras el espíritu de Sancho asciende de la realidad
a la ilusión, declina el de don Quijote de la ilusión
a la realidad. Y el cruce de la dos curvas tiene lugar en
aquella tristísima aventura, una de las más
crueles del libro, en que Sancho encanta a Dulcinea.22
Para Sancho, la locura de don Quijote llegará
a significar una especie de seguridad, por lo tanto, está
desesperado a la hora de la muerte de su amo y de todas las
maneoras posibles intenta mantenerle en su locura, lo que
ya no funciona:
[18] No se muera vuestra merced, señor
mío, sino tome mi consejo y viva muchos años,
porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta
vida es dejarse morir, sin más ni más, sin
que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la
melancolía.23
En ambas obras aparecen otros personajes
que más o menos padecen de locura, por ejemplo un loco
desnudo en jaula en Don Quijote, que representa bien
cómo se trataban los locos en su época, o Polonio
en Hamlet al que a veces se llama ´fool´ en inglés.
Esto puede significar ‘loco’, pero, de la misma manera que
la palabra española, también puede llevar el
significado secundario de ´tonto´.
Conclusión
Como se ha mencionado previamente, la locura
está representada, en gran medida, de una manera paralela
en las dos obras. Aunque a primera vista la locura de Hamlet
y el enloquecimiento de don Quijote parecen contraponerse,
un análisis de sus hechos y monólogos descubre
una gran similaridad.
¿No podría ser el mensaje de Shakespeare
y de Cervantes que en realidad sus héroes no son los
locos, sino más bien el que está loco es este
mundo en que se roba, se mata, no hay respeto a nada y se
han olvidado los buenos modales? ¿Que la época ha perdido
su juicio24, dicho con las palabras del maestro Shakespeare?
La locura de los personajes sirvió a los autores también
para criticar la realidad contemporánea, en la que
el mundo vivía de forma absurda en una Europa llena
de guerras y de desórdenes.
La locura sería un artificio para
juzgar la locura de los otros.
Pero ahora conviene terminar con las palabras de don Quijote,
"a otro le parecerá otra cosa"25...
Notas
1. HILSKY, Martin. „Shakespear?v Hamlet"
en Shakespeare. Hamlet, the Prince of Denmark. Praha:
Torst, 2001, p.14.
2. CERVANTES, Miguel de. El ingenioso hidalgo don Quijote
de la Mancha. Madrid: Alianza Editorial, 1996,
tomo II, p.710.
3. SHAKESPEARE, William. Hamlet, the Prince of Denmark.
Praha: Torst, 2001, p.242, II.2 versos 92-95.
4. SHAKESPEARE, William. Hamlet, the Prince of Denmark.
Praha: Torst, 2001, p.242, II.2 versos 92-95.
5. SHAKESPEARE, William. Op.cit. I.2 , p.182, verso 159.
6. Ibid., p. 256, II.2 verso 253.
7. HILSK?, Martin. Op. cit. 257.
8. CERVANTES, Miguel de. Op. cit., tomo II, p.803.
9. Ibid., tomo II, p.805
10. Ibid., tomo I, p.125
11. SHAKESPEARE, William. Op.cit. II.2, p. 252, versos 206-209.
12. SHAKESPEARE, William. Op.cit., I.5, p.222, versos 168-175.
13. Ibid., III.4, p.350, versos 187-189.
14. Ibid., III.2, p.264, versos 373-374.
15. Ibid., II.2, p.238
16. SHAKESPEARE, William. Op.cit., III.1, p. 296, versos 189-190.
17. Ibid., I.4, p. 208, verso 90.
18. Ibid., I.2, p.181, versos 133-135.
19. JONES, R.O. Historia de la literatura española.
Barcelona: Ariel, 1998, p. 272.
20. CERVANTES, Miguel de. Op. cit., tomo I, p.301.
21. Ibid., tomo I, pp.329-330.
22. CERVANTES, Miguel de. Op. cit., tomo II, p. 957.
23. SEVILLA ARROYO, Florencio y REY HAZAS, Antonio. "Introducción"
en CERVANTES, Miguel de. Op. cit.
24. CERVANTES, Miguel de. Op. cit., tomo II, p. 1287.
25. SHAKESPEARE, William. Op.cit., I.5, p. 224, verso 189.
Bibliografía
CERVANTES, Miguel de. El ingenioso hidalgo
don Quijote de la Mancha. Madrid: Alianza Editorial, 1996.
FOUCAULT, Michel. Dejiny Sílenství. Praha:
1993.
FOUSEK, Michal. "Don Quijote v promenách casu".
Proglas, Literární príloha 4/97.
HILSKY, Martin. "Shakespeare´s Hamlet" en
Shakespeare. Hamlet, the Prince of Denmark. Praha:
Torst, 2001.
JONES, R.O. Historia de la literatura española.
Barcelona: Ariel, 1998.
MAEZTU, Ramiro de. Don Quijote, Don Juan y La Celestina.
Madrid: Espasa Calpe, 1968.
SEVILLA ARROYO, Florencio y REY HAZAS, Antonio. "Introducción"
en CERVANTES, Miguel de. El ingenioso hidalgo don Quijote
de la Mancha. Madrid: Alianza Editorial, 1996.
SHAKESPEARE, William. Hamlet, the Prince of Denmark. Praha:
Torst, 2001.
SHAKESPEARE, Guillermo.Hamlet. traducida é ilustrada
con la vida del autor y notas críticas por Inarco Celenio
[L. Fernández de Moratín] ; edición digital
de Juan Antonio Ríos Carratalá.
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