Si queremos dejar a las siguientes generaciones de hispanohablantes una comunidad
vivible, culta y próspera, ha de estar unida y orgullosa de esa unión,
condición sin la cual no.
La falta de ambición para gestionar nuestro mayor recurso económico,
nuestra lengua y cultura, la falta de imaginación e iniciativa, se ha convertido
en un mal endémico que alientan los sucesivos gobiernos, ministros y otros
mandamases1 del Estado Español.
España está obligada a liderar esa unidad de intereses, tiene
esa responsabilidad histórica. Además, el liderazgo de España
es irrenunciable.
¿Cómo podría México, su gobierno e instituciones públicas
y/o privadas, ocuparse unilateralmente de la lengua y cultura española
en los Estados Unidos de América? Tendrán que hacerlo México,
España y cualquier otro país hispano que se interesase.
¿Es suficiente la dotación presupuestaria para afrontar estas tareas?
¿El Instituto Cervantes y el SEACEX2 (Sociedad Estatal para
la Acción Cultural Exterior) están coordinados?
Emigración. Economía. Educación y cultura. Medios de comunicación.
Hay demasiados asuntos pendientes. No reconocer la superioridad de Inglaterra
y Francia en cualquier aspecto sería ridículo por nuestra parte.
Deberíamos aprovechar la gran experiencia acumulada por los aciertos suyos3,
y por nuestros fracasos y desencuentros de toda índole.
En España, al igual que al otro lado del Atlántico hay países
con más de una lengua. Catalanes, vascos, gallegos y valencianos tienen
la inmensa riqueza de sus dos lenguas, pero deben superar antiguas reivindicaciones
por muy justas que fueran, superar traumas y brotes de sarampión a veces
no tan infantil, y dice Pascual Maragall4 en lo que se ha
convertido una gran noticia para el mundo del español: "...sólo
queda que el Estado se lo tome en serio y promueva la vigencia de las lenguas
constitucionales y las autonomías reconozcan que el castellano es un patrimonio
y el gran vehículo que nos puede hacer grandes en el mundo." (El
País, 30 de agosto de 2002).
Yo no creo que haya nada que enriquezca una lengua tanto como las traducciones
que se hacen a esa lengua, entendiendo como traducción no solamente lo
que normalmente llamamos así, que podemos llamar también, para distinguirla
de la otra, la traducción explícita o escrita, sino también
la que yo he llamado traducción implícita, que es la que se hace
cuando uno lee en una lengua extranjera cosas que luego utiliza en la suya y,
por consiguiente, esa lengua extranjera le influye en lo que él escribe
en su propia lengua. Esos dos sistemas de traducción han enriquecido todas
las lenguas del mundo.
Valentín García Yebra. Cuadernos
Cervantes nº 5. Noviembre 1995.
Asertos de Sancho. De Cajón. Verdades como Puños.
- Mandamás: persona, hombre o mujer designado a dedo para no hacer
otra cosa que alimentar su ego. Suelen dedicarse a la política por incapacidad
civil.
- La muestra de pintura y escultura Translaciones: España/México
(1977-2002), constituye un esfuerzo cultural y económico que merece
la pena. Al fin, entre los que son, encontramos bien representados a dos
grandes artistas, Frederic Amat y Francisco Toledo.
- El nivel cultural
de Inglaterra y Francia es superior al nuestro.
- Pascual Maragall: fue
un buen alcalde de Barcelona. Será candidato a las próximas elecciones
presidenciales a la Generalitat de Catalunya.
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