DON QUIJOTE ¿ABRUMADO? ¿ABURRIDO?
Si nuestro lector ha
leído el editorial en este número entenderá mejor la hartura
de Don Quijote en este comienzo de milenio en el que incluso pretenden quitarle
los molinos, de los que únicamente le dejarán las ruedas, pretendiendo
que comulgue con ellas. Al llegar a este punto es conveniente acudir a un refranero
no engañoso (véase página 42 CC Nº43).
En la actualidad la situación es de una pasividad exasperante.
La Administración ha puesto toda su energía en incomprensibles intereses.
Don Quijote, siempre del lado de la sociedad civil, se cansa de actuar, proponer
acciones, apuntar detalles, intentar proyectos originales. Difícil tarea
en estos tiempos de adaptación y sumisión. Pero no vamos a dejar
escapar una oportunidad, si se nos da, ni a dejar de hacer lo que se espera que
hagamos. No debemos.
Pero la pluma del genio es siempre más grande que el genio mismo;
siempre va más lejos que sus intenciones del momento, y, sin que de ello
se diese clara cuenta, escribió Cervantes la más grande de las sátiras
contra el entusiasmo humano.
Heinrich Heine
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Tenemos muy presente que cualquier resquebrajamiento del prestigio
de nuestra cultura supondrá un enorme perjuicio en la comunidad hispanohablante.
No hay que dudarlo, sería muy ingrato abandonar la vida inquieta, la fe
esforzada de Don Quijote y la férrea voluntad de Sancho. Su lucha por un
mundo más justo en el que sea el conocimiento (la razón vence siempre
a la ignorancia), libre de convenciones, egoismo y maldad, junto a la convivencia
y el respeto, el auténtico y real patrimonio de las gentes de todas y cada
una de las ínsulas del español, así como de la nuestra hoy,
otra Barataria.
Don Quijote va a continuar siendo nuestro ideal, el símbolo
de la inteligencia, y debe serlo también de cualquiera de nuestras acciones
y proyectos.
En el siglo XX nuestra aportación al genio universal
fue muy escasa: Pablo Picasso, Don Ramón María del Valle Inclán,
Joan Miró, Salvador Dalí; un libro, Poeta en Nueva York,
de Federico García Lorca, y un hombre de cine, Luis Buñuel. Afortunadamente,
en el español del otro lado del Atlántico, se añadieron Jorge
Luis Borges, brillando como ninguno, y otras indispensables luminarias.
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El Quijote no interesa sólo a España
y a quienes tratan de encontrar el fundamento de la razón española.
El Quijote señala al mismo tiempo, para el mundo occidental, las fechas
más importantes de la historia: el origen del pensamiento moderno, la ruptura
con el mundo ordenado, la desmitización, desdivinización del universo.
Jean Cassou
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¿Y actualmente? Poco, muy poco: Pedro Almodóvar goza de genio y prestigio
universal en Occidente. Dice Sancho: el Real Madrid lo tiene en Occidente y en
Oriente y también es universal Enrique Iglesias. Sí, esos dos nombres
son dos iconos –el primero posiblemente irrepetible– de la cultura popular que
impulsan, emisión tras emisión, todas las televisiones del mundo
y otros medios de comunicación. Así se globaliza. Así, la
opinión pública conoce y decide qué quiere o simplemente
qué le gusta. No somos nada y tenemos muy poco.
Don Quijote desea que le devuelvan los molinos, Sancho añora
las desiguales batallas. En cualquier caso, impulsar nuestra lengua y cultura,
erradicar la ignorancia y lo grosero, promover el conocimiento... Don Quijote,
aunque abrumado y bastante aburrido, quiere seguir cabalgando; es tan hermosa
la aventura...
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