Lingüística contrastiva VASCOESPAÑOLA
(fonética y morfosintaxis)
 |
El versolari Udarregi
no sabía
hablar en castellano,
pero sin embargo sabía mucho castellano.
Ese hombre
(...)
no comprenderá jamás
qué diferencia le da
a la más propia vida de nuestra patria
ese EN tan juguetón.
Gabriel Aresti, Harri eta herri
|
JORGE ECHAGÜE BURGOS*
En
las líneas siguientes el autor analiza los puntos más
destacados de la fonética y morfología del euskera,
haciendo especial hincapié en los aspectos más
útiles para la enseñanza del español
desde el vasco y viceversa, ya que en el actual sistema educativo
de la Comunidad Autónoma Vasca se contemplan ambos
modelos. Veremos los puntos
principales de dificultad que pueden surgir y un interesante
estudio comparativo del vasco y el castellano.
Es probable que pueda sorprender este breve ensayo de lingüística
contrastiva aplicado a la lengua vasca o euskera y el E/LE,
ya que ambos idiomas coexisten como lenguas cooficiales en
la Comunidad Autónoma Vasca y, con más limitaciones,
en la Comunidad Foral de Navarra, y en principio ninguno de
los dos debería ser extranjero en ambos
territorios. Es evidente, empero, que entre las dos lenguas
se dan unas relaciones de aprendizaje que no se diferencian
demasiado de las que puedan darse entre el español
y otros idiomas más lejanos desde un punto de vista
oficial y geográfico.
Hoy en día, son numerosos los vascos castellanohablantes
que, bien en el sistema educativo o bien ya de adultos, estudian
el vasco, y probablemente son aún más los niños
y jóvenes que realizansus estudios en euskera y tienen
el español como asignatura obligatoria, por lo que
a un nivel práctico se dan los mismos problemas que
con otras lenguas al tener que enseñar el español
desde el euskera o viceversa. Naturalmente, la situación
no es en realidad tan simple, habida cuenta de la situación
de franca diglosia en que vive hoy el euskera. Un niño
nacido en una familia plenamente vascohablante y que viva
en un entorno que mayoritariamente también lo sea,
no sólo aprenderá el español en la escuela,
sino a través de los medios de comunicación
escritos u audiovisuales, incluido el cine, y así mismo
por su contacto continuado con gente que habitualmente emplea
el español con independencia de que conozca o no el
euskera.
Además de estas consideraciones, hemos de tener en
cuenta que hoy el euskera también es hablado en las
tres provincias vascofrancesas de Labourd (Lapurdi en vasco),
Baja Navarra (Nafarroa Beherea) y la Soule (Zuberoa), además
de alguna localidad bearnesa como Esquiule1. Aunque la absoluta
falta de oficialidad en que el artículo 2º de
la Constitución francesa deja a cualquier otro idioma
que no sea el francés pone en una situación
bastante delicada a la enseñanza en euskera más
allá de la escolarización primaria, hoy existe
en el País Vasco francés una importante red
de escuelas en euskera o ikastolas en las que, por cierto,
a menudo está presente el aprendizaje del español
como lengua extranjera.
Así pues, en las líneas que siguen veremos
un rápido panorama de los puntos principales de dificultad
que puede haber en la enseñanza del español
desde el vasco y viceversa, aunque el volumen realmente notable
de la materia nos obliga a primar más unos aspectos
que otros, dejando fuera algunos de no poco interés,
como el problema de las frecuentísimas palatalizaciones
en vasco, expresivas o no, que apenas tocamos. Y de igual
manera, no entramos apenas en la sintaxis, sobre todo en la
sintaxis de la oración subordinada.
FONÉTICA
Aunque
no es este el lugar para discutir la pretendida influencia
vasca sobre las peculiaridades fonéticas del español,
el gascón o el bearnés (las lenguas romances
que en cierto modo nacieron al lado del vasco, a veces coexistiendo
con él), una cuestión que durante mucho tiempo
se ha dado por sentado pero que presenta numerosos problemas
de detalle, de un modo general sí se puede indicar
que los sistemas fonéticos del castellano y el vasco
son bastante similares. En ambas lenguas encontramos prácticamente
el mismo sistema de cinco vocales (excepto en suletino, con
desarrollos propios), observación que también
puede hacerse extensible al sistema consonántico, aunque
con más limitaciones.
Los dialectos vascofranceses cuentan también
con una aspiración laringal representada convencionalmente
por medio de [h] y que puede darse tanto a principio de palabra
(herri, "pueblo", hau, "este,
esto") como entre vocales (ahur, "palma de
la mano") o ante una vocal precedida de consonante (p.e.,
muthil, "muchacho", aunque esta forma escrita
no se admite en batua o euskera unificado, al ser una grafía
particular de una palabra común a todos los dialectos,
si bien se admite en términos restringidos a ámbitos
puramente dialectales, como el suletino olha, que denomina
un tipo de explotación pastoril de alta montaña).
Por lo tanto, la h es muda en el País
Vasco español y de hecho no se escribía hasta
su aceptación en la ortografía del batua,
aunque la documentación medieval de Navarra y Álava
nos muestre la existencia de la aspiración en todos
los dialectos en topónimos como Vahaeztu y Zihiga (hoy
Maeztu y Ziga, respectivamente).
Donde sí hay una marcada diferencia
entre el español (el del centro y norte de España)
y el vasco es en el complejo juego de sibilantes del segundo,
representadas hoy convencionalmente como s, ts, z, tz, x,
tx, y que corresponde al siguiente cuadro.
|
DORSO-ALVEOLARES |
APICO-ALVEOLARES |
PALATALES |
Fricativas |
S |
Z |
X |
Africadas |
TS |
TZ |
TX |
Los más reconocibles de estos sonidos
para el hablante de español son el representado por
tx, y que de forma aproximada corresponde a la ch del castellano,
con que se ha solido transcribir en español (cfr. Echeverría:
Etxeberria), aunque la realización de ambos sonidos
no es exactamente la misma, así como el sonido representado
por s. La palatal transcrita como x tiene una realización
bastante próxima a la sh inglesa, y de hecho es este
el grafema con que se solía transcribir hace un siglo
(e.g., Las inquietudes de Shanti Andía de Pío
Baroja). Más problemáticos suelen resultar para
los castellanohablantes los sonidos z, tz y ts, que no tienen
correspondencia en el español estándar.
Sin embargo, la correcta pronunciación
de estos sonidos es esencial en ocasiones para evitar confusiones
(atzo, "ayer" y atso, "anciana";
zoro, "loco" y soro, "campo cercado",
etcétera), pero se complica por el carácter
expresivo que a menudo se da a determinadas palatizaciones,
y que pueden ser tanto despectivas (txakur, de zakur,
"perro") como expresiones de cariño o familiaridad,
en especial en los hipocorísticos (Xanti, Ixabel, Joxe,
Txomin, Txabi, etcétera).
Es propia de numerosas variantes del vizcaíno
la confusión de los sonidos fricativos y africados
en beneficio de los segundos, probablemente por influencia
del español. En cuanto a la alveolar fricativa sorda,
es frecuente pronunciarla en Guipúzcoa como velar gutural
también por influencia del español, como axola,
"importancia", /axola/, fenómeno así
mismo observable en la yod en posición inicial de palabra:
joan, "ir", pronunciado /xun/.
En cambio, en euskera falta por completo
el fonema interdental fricativo sordo q,
la zeta o c ante vocal cerrada del español. Aunque
hoy el grafema c no se escribe nunca en vasco si no es en
contados términos prestados, sí es frecuente
que la sibilante fricativa apico-alveolar vasca sea realizada
como interdental fricativa sorda por castellanohablantes,
y así un apellido vasco corriente como Zabaleta sea
pronunciado /qabaleta/ en vez de /sabaleta/.
Por el contrario, el seseo es –o más
bien era– un rasgo característico de numerosos vascohablantes
al hablar en español, y en varias ocasiones se ha sostenido
que este hecho se ha reflejado en el seseo de casi todas las
variedades españolas de Hispanoamérica, habida
cuenta de la larga tradición de los vascos que emigraron
a América, que llegó a su punto más alto
a lo largo del siglo XIX, y que también afectó
de manera dramática a los tres territorios vascofranceses.
ACENTO
El acento es uno de los aspectos del vasco
más difíciles de captar para un hispanohablante,
y viceversa. En realidad, podemos afirmar con bastante seguridad
que el conocido popularmente como típico "acento
vasco" de los vascos al hablar en español (y que
también tiene su correlato al otro lado del Bidasoa
en el peculiar acento de los vascos al hablar francés)
se debe, en buena parte, a la entonación y acentuación
propias del euskera.
A diferencia del castellano, en el que el
acento principal puede ser oxítono, paroxítono
o proparoxítono, de manera general en vasco el acento
principal cae siempre en la segunda sílaba de la palabra
a partir de la derecha y, si la palabra tiene más de
dos sílabas, el acento secundario recae el la última
sílaba. Así, egin, "hacer",
se pronuncia /egín/, gara, "(nosotros)
somos", /gará/, ikusi, "ver",
/ikúsì/, emakume, "mujer",
/emákumè/, etcétera. Si la palabra aparece
declinada, la desinencia entrará en el juego acentual
al igual que la raíz, como bertsolari, "improvisador
de rimas", /bertsólarì/, frente a bertsolaria,
/bertsólarià/, bertsolarientzat, /bertsólarientzàt/,
etcétera.
Los monosílabos no se acentúan,
aunque a menudo se unen a la palabra con la que forman un
sintagma, creando una sola unidad tonal: ez da, "no
es", /eztá/, ez ditugu, "no los tenemos",
/eztítugù/, mutil bat, "un chico",
/mutílbàt/. Por otra parte, un comportamiento
similar presentan los conjuntos de verbo + auxiliar, aun cuando
no se trate siempre de monosílabos, como en esan
didate /esándidatè/, "me lo han dicho
(ellos a mí)".
Una particularidad que parece haber sido
general y antigua, aunque hoy no se cumpla en todas las áreas,
es diferenciar los números singular y plural mediante
el acento, rompiendo las normas arriba expresadas, ya que
en las formas de plural el acento se desplaza a la izquierda.
De este modo, la pareja gizona /gizónà/
: gizonak /gizónàk/, casos nominativo
y ergativo singular de gizon, "hombre", respectivamente,
se distingue de gizonak /gízonak/ : gizonek
/gízonek/ casos nominativo y ergativo de plural. Esta
distinción es especialmente importante en áreas
vizcaínas, donde -a muy a menudo se convierte en -e
(así, del herria común tenemos formas
como herrie, herrixe...).
Hoy es raro encontrar vascohablantes que
no entonen adecuadamente el castellano, pero para los estudiantes
de vasco el aprendizaje de la correcta acentuación
y entonación suele presentar no pocos problemas.
MORFOSINTAXIS
Sin ningún lugar a dudas, es en la
morfología, tanto nominal como verbal, así como
en la sintaxis, donde con mayor claridad se percibe una neta
diferencia entre el vasco y el español (y aún
podríamos añadir que entre el vasco y el conjunto
de las lenguas indoeuropeas). Si bien el vasco arrastra una
pesada fama de ser una "lengua difícil",
"incomprensible", etcétera ("Dicho o
escrito incomprensible o confuso" era una de las definiciones
que en tiempos ofrecía el Diccionario de la RAE para
la voz vascuence), y su aprendizaje es desde luego muy costoso
para un hispanohablante, no es menos cierto que un cierto
contacto con gentes de edad de muchas áreas rurales
(y no tan rurales) del País Vasco nos mostrará
las dificultades nada chicas que tienen muchas de estas personas
para expresarse correctamente en español (o francés),
pudiendo incluso pertenecer a ese escaso pero existente porcentaje
de vascohablantes monolingües. Y recordemos que en el
Siglo de Oro un personaje cómico muy frecuente era
el "vizcaíno", cuyo efecto cómico
residía precisamente en su incapacidad para hablar
correctamente el español. Un recurso cómico
que Cervantes aprovecharía en el entremés El
vizcaíno fingido y en el personaje del hidalgo
vizcaíno del capítulo VIII de la primera parte
de El Quijote.

Si el latín era una lengua con un
sistema nominal flexivo, característica compartida
por todas lenguas del grupo indoeuropeo, algunas de las cuales
aún lo son, como la mayoría de las lenguas germánicas,
las lenguas romances se caracterizan por la desaparición
del sistema flexivo, dejando la expresión de las funciones
y circunstancias del nombre a un complejo juego de preposiciones
y artículos, al tiempo que los tres géneros,
masculino, femenino y neutro, se reducían en masculino
y femenino. El vasco, por su parte, puede incluirse sin vacilaciones
entre las lenguas flexivas, aunque en ocasiones se ha negado
que de hecho disponga de una declinación, aunque no
es menos cierto que su funcionamiento difiere considerablemente
del modelo de declinación nominal indoeuropeo tal y
como lo podemos encontrar en latín.
En la actualidad, el vasco cuenta con 22
casos de declinación, aunque esta cifra puede reducirse
a los 12 casos clásicos si tenemos en cuenta que hay
casos dobles, con declinación diferente según
se trate de nombres animados o inanimados, y que algunos casos
son, en realidad, sobredeclinaciones. Un mismo sistema de
declinación es aplicable a cualquier nombre, pronombre
o adjetivo, pues en euskera no hay diferencia de género,
si bien existe la distinción entre nombres correspondientes
a entidades animadas o inanimadas, ya señalada, pero
que no resulta muy funcional pues se restringe a los casos
oblicuos o circunstanciales.
En cuanto al número, aparte de singular
o plural, existe el llamado "indefinido" (mugagabe),
sobre el que se declina la palabra cuando viene determinada
por un adjetivo numeral, interrogativo o indefinido, aparte
de otros usos.
En realidad, la regularidad de la declinación
vasca hace que su aprendizaje no presente excesivos problemas
para un hispanohablante, pero hay algunos "puntos conflictivos"
que conviene destacar. Así, frente a la concordancia
de género y número que en español siempre
han de presentar todos los elementos de un mismo sintagma,
en vasco la desinencia con la marca de número y caso
sólo recae sobre el último elemento del sintagma.
En euskera, LAS casaS viejAS y hermosAS es etxe
zahar eta ederrAK, mientras que el hombre honrado y prudente
será gizon prestu eta zuhurrA. El sintagma *etxeAK
zaharrAK eta ederrAK resulta casi agramatical, en tanto
que en etxe zaharrAK eta ederrAK tendríamos
dos grupos distintos de casas, las viejas y las hermosas.
Otro punto problemático del vasco
en comparación con el español es la diferenciación
que se hace en el primero entre el sujeto de un verbo transitivo
o intransitivo, y que está muy ligada al verbo. En
español "el chico" es sujeto tanto de el
chico viene, transitivo, como de el chico ve a su hermano,
marcándose el carácter de objeto de hermano
tanto por la preposición como por su posición
tras el verbo. En latín puer, nominativo, también
habría sido sujeto en ambos casos, aunque en la segunda
frase habría sido obligatorio el caso acusativo para
frater, "hermano": puer fratrem videt.
En vasco, por el contrario, no se marca la diferencia entre
sujeto de un verbo intransitivo y el objeto de uno transitivo,
para lo que hay un único caso, el mal llamado nominativo
o caso NOR-ZER, pero sí la que existe entre sujeto
intransitivo y transitivo, marcándose el segundo mediante
el caso ergativo o caso NORK-ZERK. De este modo, la traducción
de el chico viene es mutilA dator, mientras
el chico ve a su hermano es mutilAK anaiA dakusa.
Estos hechos pueden resumirse en el siguiente cuadro:
ESPAÑOL |
|
VASCO |
Sujeto
intransitivo |
= |
Caso Nor-Zer
(nominativo) |
Sujeto
transitivo |
= |
Caso Nork-Zerk
(ergativo) |
Objeto
directo |
= |
Caso Nor-Zer
(nominativo) |
EL VERBO
Probablemente es en el verbo donde hay una
mayor distancia entre el vasco y el español, y es de
hecho el componente del euskera sobre el cual más se
ha escrito y hablado, "obra perfecta del espíritu
colectivo para unos, que sólo por su condición
inmaterial no ha encontrado lugar entre las siete maravillas
del mundo, e instrumento torpe e inhábil para alguno
por razón de su misma complicación", como
escribía Koldo Mitxelena con su acostumbrada ironía.
Una primera dificultad para comparar adecuadamente
el verbo español con el vasco es que frente a las formas
nominales de infinitivo del primero, heredadas del latín,
en euskera no hay propiamente infinitivo. Lo que suele presentarse
como tal recibe a menudo el nombre de participio-infinitivo
a falta de otra denominación, aunque es desde luego
la forma que nos dará un vasco si le preguntamos cómo
se dice tal verbo en su lengua, y aquella por la que van alfabetizados
los verbos en los diccionarios.
Este participio-infinitivo no tiene una marca
propia, pues junto a formaciones antiguas como egin,
joan, edan, utzi o ebatsi aparecen
en él un sufijo de origen claramente latino -tu,
que ha permitido crear tanto formas nuevas sobre raíces
del viejo fondo eusquérico (maitatu, begitandu) como
"aclimatar" préstamos procedentes del latín
mismo, del castellano, del gascón o el francés
(barkatu, amatatu, gidatu...). Si en
castellano determinados tiempos y modos presentan siempre
formas analíticas (vengo, venía, vendré...)
y otros compuestas (he venido, habría venido), en vasco
todos los tiempos y modos son compuestos a excepción
de los verbos izan "ser", egon "estar",
eduki "tener", joan "ir",
etorri "venir", ibili "andar",
eraman "llevar", ekarri "traer"
y jakin "saber", que han conservado formas
fuertes o analíticas. Cualquier otro verbo necesita
para conjugarse de los verbos fuertes izan "ser"
(verbos intransitivos) o eduki "tener" (verbos
transitivos) en función de auxiliares. La expresión
del tiempo, persona, número y modo es función
del auxiliar, mientras que el aspecto queda reflejado en los
sufijos que puede recibir la raíz verbal a partir del
participio-infinitivo según este esquema:
Participio-infinitivo:
perfecto
- T(Z)EN: acción habitual
- KO/-EN: futuro. |
Así, frente al "(lo) veo, he
visto, veré" del español, en vasco tendríamos
"ikusten dut, ikusi dut, ikusiko dut", respectivamente,
mientras que para "(lo) vi, veía, vería"
encontramos "ikusten nuen, ikusi nuen, ikusiko nuen".
Dado que las formas de la raíz verbal
acabadas en –T(Z)EN expresan una acción habitual o
al menos con continuidad en el tiempo, tanto en presente como
en pasado, sólo recubren parcialmente uno de los sentidos
del presente y pretérito imperfecto del español,
que sirven tanto para la expresión de acciones habituales
como puntuales ("viene / venía todos los días",
"ya viene", etcétera), mientras que el presente
también puede tener sentido de futuro ("dice que
luego viene"). Para empezar, en vasco cualquier acción
que ocurra en el futuro debe expresarse obligatoriamente en
futuro (así, la traducción de "luego viene"
sería siempre gero etorriKO da, y jamás
*gero etorTZEN da), lo que ya restringe el uso del
presente habitual vasco frente al presente español.
Pero, ¿cómo se expresa demás una acción
puntual? En el caso de los verbos arriba reseñados
que han mantenido sus formas fuertes analíticas, éstas
sirven precisamente para la expresión de acción
puntual, y en los demás verbos se recurre a una perífrasis
mediante los verbos aritu o jardun "ocuparse
en algo" (inglés to do).
Así, nos quedaría el siguiente
esquema:
ESPAÑOL |
|
VASCO |
viene
(presente habitual) |
= |
etortzen
da |
viene
(presente puntual) |
= |
dator |
viene (futuro) |
= |
etorriko
da |
vuelve
(presente habitual) |
= |
itzultzen
da |
vuelve
(presente puntual) |
= |
itzultzen
ari da |
vuelve
(futuro) |
= |
itzuliko
da |
Esta muy somera revisión de las diferencias
entre el aspecto del español y del vasco nos muestra
sin embargo uno de los puntos más conflictivos en el
aprendizaje de una de estas lenguas a la otra, sobre la que
los profesores se encuentran obligados a volver una y otra
vez.
No
obstante, la gran y supuesta dificultad del verbo vasco frente
al español reside en el carácter pluripersonal
del primero. Es decir, que si en el verbo español (y
en general podríamos decir que indoeuropeo) se marca
el tiempo, el aspecto y el modo así como la persona
y número del sujeto, en el verbo vasco, además,
se señala la persona y número del complemento
directo y del indirecto. Si, por ejemplo, en español
yo digo "veo una casa, veo dos casas, te veo a ti",
la forma verbal "veo" permanece invariable, no sucede
de igual manera en euskera, en el que diría etxe
bat ikusten DUT, bi etxe ikusten DITUT, zu ikusten ZAITUT,
siendo -t la marca de sujeto de 1ª persona de singular. Y,
¿"te veo los ojos"? Pues entonces diría begiak
ikusten DIZKIZUT.
Hay pocos estudiantes primerizos de vasco
que no hayan sentido algo así como mareo al contemplar
las formidables tablas de conjugación que acompañan
cualquier gramática o método de la lengua, donde
aparecen separadas las conjugaciones NOR (intransitiva), NOR-NORI
(intransitiva con expresión de dativo), NOR-NORK (transitiva)
y NOR-NORI-NORK (transitiva con dativo). No obstante, su aprendizaje
es más sencillo de lo que a primera vista puede parecer,
en primer lugar por su casi absoluta regularidad, formándose
todas las formas a partir de unos pocos elementos fijos. Así,
diguzu, auxiliar de transitivo con objeto de 3ª persona
de singular (di-), dativo de 1ª persona del plural (-gu-)
y sujeto de 2ª de singular (-zu) (p. e., eman diguzu,
"nos lo has dado") se opone a dizugu, donde el sujeto
es la 1ª persona de plural y el dativo es la 2ª de singular
(eman dizugu, "te lo hemos dado"), del mismo
modo que nauzu (objeto directo 1ª persona de singular
nau-, sujeto 2ª persona de singular -zu: ikusi
nauzu, "me has visto") se opone a zaitut
(objeto 2ª persona de singular zaitu-, sujeto 1ª persona de
singular -t: ikusi zaitut, "te he visto").
Además, existen limitaciones, pues en la conjugación
NOR-NORI-NORK sólo la tercera persona puede en función
de objeto directo. En realidad, formas complejas como eman
DIZKIZUEGU no difieren tanto del español "os
los hemos dado", donde os = -zue-, los = dizki-,
(nosotros) hemos = -gu y dado = eman.
La diferenciación entre dialectos
se hace especialmente visible en el verbo auxiliar que, al
mismo tiempo y de forma sólo aparentemente paradójica,
nos muestra la profunda unidad subyacente de la lengua. Así,
frente al doblete dut / ditut "lo he /
los he" que corresponde de manera un tanto general a
los dialectos orientales y que es la forma adoptada para la
lengua unificada, en algunas variantes del vizcaíno
encontramos dot / dodaz. Si bien la alternancia
de vocales es fácilmente explicable a partir de un
*dadut o *daduda común (de donde vizcaíno
dot, guipuzcoano det, navarro y labortano –y
batua– dut), la forma de plural dodaz
presenta una marca pluralizadora -z frente a -it-
oriental, la cual es más claramente visible en las
demás personas del verbo (dozu / dozuz
frente a duzu / dituzu, etcétera). Las
formas transitivas con dativo presentan la misma variedad
en la unidad, ya que al guipuzcoano (y batua) dizkiet
"yo-los he -a ellos" corresponde en labortano derauztet
o derauzkotet (derau- actualmente contraído
en dau-), en determinadas variedades del navarro y
del mismo guipuzcoano dizkiotet, en vizcaíno
deutsedaz. A pesar de la variedad de raíces di(zki)-,
derau(zk)- o deu(st)- en todo
momento se mantienen unos elementos fijos: marca de objeto
plural z, marca de objeto indirecto en 3ª persona de
plural e y marca de sujeto en 1ª persona de singular t,
combinados, además, en un orden siempre fijo: objeto
directo-(pluralizador del objeto)-objeto indirecto-sujeto.
Esta regularidad facilita notablemente el aprendizaje de todas
estas formas (en caso, claro está, de que el estudiante
de vasco tenga necesidad o interés en ello).
Siendo el castellano hablado por vascos claramente
leísta, no es infrecuente que los estudiantes de vasco
cometan errores como decir ikusi diot ("se lo
he visto") en vez de ikusi dut ("lo he visto"
= "*le he visto"), aunque el fenómeno también
está cada vez más extendido entre hablantes
con el vasco como lengua materna, sobre todo en Navarra. El
error contrario, usar las formas transitivas en vez de las
transitivas con dativo, parece más antiguo, aunque
parece tener poca relación con el español por
tratarse de un fenómeno frecuente más bien en
el País Vasco francés, donde tiene carta de
naturaleza en el labortano de la costa entre Hendaya y Bayona,
tanto que en muchas gramáticas es llamado "solecismo
de la costa". La correcta diferenciación de las
dos conjugaciones vascas es por tanto uno de los puntos en
el que más han de insistir los docentes.
FORMAS ALOCUTIVAS DEL VERBO
Para terminar con el verbo haremos una breve
mención a las formas alocutivas del vasco, que aún
no teniendo apenas reflejo en batua (por su aspiración
precisamente de ser lengua oficial y administrativa) sí
están muy vivas, y parece que cada vez más,
en los dialectos hablados. Si en el español peninsular
tenemos un sistema de seis personas distintas (1ª, 2ª y 3ª
de singular y plural), empleándose las formas de tercera
persona como tratamiento de respeto, "de usted",
el sistema vasco no coincide, puesto que hay siete formas
personales: ni "yo", hi "tú",
hura "él / ella", gu "nosotros/-as",
zu "tú, usted", zuek "vosotros/-as",
haiek "ellos / ellas".
Esta discordancia viene provocada por el
uso de respeto de 2ª persona de singular que se le dio desde
fines del Medievo a zu, que era en realidad una 2ª
persona de plural, en paralelo con la extensión del
"vos" español y el "vous" francés,
quedando bastante arrinconada la vieja forma de 2ª persona
singular, hi. A diferencia del español, que
eliminó el "vos" en beneficio del "usted"
de 3ª persona, y del francés, que ha mantenido hasta
hoy la distinción entre un tu de uso muy restringido
y un vous que equivale a "tú / usted" y "vosotros
/ ustedes", el vasco reservó el zu para
la 2ª persona de singular mientras creaba formas recaracterizadas
a partir de este zu para la 2ª persona de plural: zuek,
con lo que surgió un claro desequilibrio en el sistema.
El empleo de la forma propia de 2ª persona
de singular, el hi, ha estado bastante limitado: entre
amigos y novios, de padres a hijos (raramente viceversa),
a inferiores, a los animales y, curiosamente, con potencias
sobrenaturales como el genio Mari, las lamias o las ánimas
de los difuntos. En cambio, el zu ha sido de rigor
entre desconocidos y forasteros, con "gentes de respeto",
entre esposos, de hijos a padres, etcétera. Un empleo,
por lo tanto, más similar a la distinción tu
/ vous del francés que al "tú"
/ "usted" del castellano. Y escribimos "ha
sido" porque parece que actualmente el empleo de hi
está en expansión. Por lo demás, al menos
en los dialectos vascoespañoles, el empleo de zu
es la forma neutra, no marcada del verbo, opuesta al uso de
hi, que sería una forma plenamente marcada.
Lo original de las formas verbales de 2ª
persona de singular (hi) es la distinción que
se hace en las conjugaciones intransitivas con dativo (NOR-NORI)
y en todas las transitivas (NOR-NORK y NOR-NORI-NORK), según
el interlocutor sea masculino o femenino. Así, frente
a ikusten duzu ("lo ves / usted lo ve"),
si usamos el hitano, el tuteo vasco, diremos ikusten
duK si hablamos con un niño, muchacho u hombre,
e ikusten duN si tenemos delante una niña, muchacha
o mujer. E, igualmente, eman diAt "te lo he dado
(a ti, hombre...)" y eman diNAt "te lo he
dado (a ti, mujer...)". Esto ya puede resultar un poco
extraño para un castellanohablante, pero ocurre además
que al hablar en hitano no sólo se ven afectadas
las formas verbales en las que el interlocutor aparece implicado
como sujeto, complemento directo o dativo, sino todas las
demás. De este modo, tuteando a alguien yo no diré
etorri naiz, "he venido", sino etorri
nauk / naun, ni berak egin du, "él
/ ella lo ha hecho", sino berak egin dik / din.
En realidad, no se trata de una segunda conjugación
completa y paralela a la "normal", sino que en hitano
las formas intransitivas desaparecen frente a las transitivas
con hi "tú" como sujeto y las transitivas
simples frente a las de dativo con hi como dativo.
Es decir, la traducción literal de etorri nauk
es "*tú me tienes venido", del mismo modo
que diríamos ikusi nauk "me has visto"
sin problema alguno, mientras que etxea egin dik es
"te ha hecho la casa". Si en realidad la casa es
para nuestro interlocutor o no queda aclarado por el puro
contexto. No obstante, el empleo de estas formas es limitado,
ya que no se utilizan en oraciones interrogativas, exclamativas
ni subordinadas a no ser que el interlocutor efectivamente
aparezca reflejado en el verbo en calidad de sujeto, complemento
directo o indirecto.
BIBLIOGRAFÍA
-ARESTI, G., Maldan behera;
Harri eta herri. Edición bilingüe de Javier
Atienza. Madrid, 1984.
-AZKARATE, M. y Altuna, P., Euskal morfologiaren historia.
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