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EL PAÍS, domingo 9 de julio de 2000
EL RETO DEL CASTELLANO El castellano
goza de muy buena salud en el mundo. En Estados Unidos se consolida como segunda
lengua; sus perspectivas en Brasil son halagüeñas, sobre todo si se convierte
en lengua obligatoria en la segunda enseñanza, y en muchos países de Europa y
de Asia su aprendizaje es demandado por un número creciente de estudiantes. Cerca
de cuatrocientos millones de personas hablan hoy castellano en el mundo. Sin embargo,
donde no acaba de encontrar su sitio es en Internet, donde su utilización está
por detrás no sólo del inglés, sino del japonés, alemán y chino.
El Anuario 2000 del Instituto Cervantes, presentado la semana pasada, confirma
ese momento prometedor del castellano en el mundo. Parte del mérito de esta revitalización
y expansión le corresponde a esta institución, cuya tarea principal es precisamente
la defensa y promoción de un patrimonio que pertenece tanto a España como a los
países latinoamericanos. Desde su creación en mayo de 1990 ha puesto en marcha
un proyecto de difusión y preservación del idioma que, con altibajos y a veces
con escaso apoyo presupuestario, ha contado con algún aliento de las instancias
institucionales y políticas, hasta no hace mucho más bien escépticas.cuando no
descreídas, respecto de los problemas de la lengua.
Las ventajas culturales, económicas y políticas que se derivan para España y los
países latinoamericanos de que su idioma oficial se afiance como segunda lengua
de comunicación del mundo son manifiestas. Si en EE UU el 61% de los estudiantes
universitarios angloparlantes se decantan por el estudio del español, es por su
utilidad no sólo en el intercambio de las ideas, sino en las transacciones comerciales.
Este interés del mundo anglosajón por el castellano constituye, además, la mejor
caución para que los más de 31 millones de hispanos que viven en EE UU se animen
a mantener viva su lengua de origen.
Ahora, el reto del castellano está en alcanzar una presencia digna en el mundo
de Internet. Este objetivo depende, en gran medida, de la incorporación masiva
de España y América Latina a la Red, así como del desarrollo de sus productos
y servicios lingüísticos informáticos. En esta tarea le corresponde también un
papel al Instituto Cervantes, para lo que es indispensable que cuente con los
medios necesarios.
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