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ABC Economía, domingo 12 de mayo de 2002

Español, materia prima de futuro

Las tecnologías de la lengua facturaron 10.000 millones de dólares en 2001

Covadonda Fernández, Madrid

La sociedad de la información y el conocimiento ha convertido al español en un sector estratégico de la economía. Sólo la industria de las tecnologías de la lengua facturó 10.000 millones de dólares en 2001 en el mundo.

Hace un siglo, el 90 por ciento del esfuerzo que realizaba una persona lo destinaba a comer. Hoy, esta cifra ha quedado reducida a un 8 ó un 12 por ciento. Este cambio de comportamiento tiene su origen en el paso de una economía basada en la agricultura a otra de carácter postindustrial, en la que alrededor del 30 por ciento del trabajo se destina a consumir productos vinculados al ocio y la cultura (libros, revistas, periódicos, televisión, cine, internet, música...).

En este nuevo orden económico y social, las industrias culturales y de ocio se han revelado como el gran yacimiento de oro del siglo XXI, lo que convierte a la lengua española en la materia prima del futuro.

En una sociedad que camina de la información al conocimiento y donde los mercados maduros empiezan a mostrarse saturados de bienes duraderos, el idioma, además de seña de identidad y cultura, deviene en valor económico. En este contexto, donde las letras se cuentan en números, las del alfabeto español gozan de una situación de partida envidiable: son compartidas por una comunidad de más de 400 millones de personas, lo que sitúa al español en el cuarto idioma más hablado del mundo, después del chino, el inglés y todas las lenguas derivadas del hindú. Además, es el lenguaje común de la mayoría de los países que integran el continente americano y es la segunda lengua más hablada en EE UU.

A diferencia de la industria de la lengua inglesa, donde sólo en el Reino Unido factura más que la automovilística, el sector del español en España se encuentra en una fase de desarrollo incipiente. Sólo hay que echar un vistazo al número de estudiantes que viajan a España para aprender español y compararlo con el que se desplaza a Gran Bretaña con idénticos fines. De acuerdo con los datos recogidos en un estudio realizado por Turespaña, 750.000 estudiantes viajaron en 1997 a este país para estudiar inglés. En el año 2000, el número de extranjeros que visitaron España para aprender nuestro idioma se aproximó a los 130.000. A pesar de la gran diferencia numérica, desde 1995, España viene experimentando un incremento constante en la demanda, con tasas de crecimiento anuales de entre el 7 y el 9 por ciento. El turismo idiomático genera alrededor de 255 millones de euros al año en España.

Según datos del Instituto de Comercio Exterior (ICEX), las 225 empresas que integran el sector educativo para la enseñanza del español vendieron en 2001 servicios al exterior por valor de 225 millones de euros (37.503 millones de pesetas). Durante el mismo periodo, el sector de las ediciones para la enseñanza del español, integrado por 22 empresas, obtuvo una facturación de 87 millones de euros (14.641 millones de pesetas) y exportó productos por valor de 9,3 millones de euros (1.554 millones de pesetas).

En cuanto a las industrias culturales, integradas principalmente por los sectores editorial, audiovisual y musical, el primero es el que ofrece mejores resultados en el proceso de internacionalización. Constituido por 3.520 empresas, el año pasado realizó exportaciones por valor de 602 millones de euros (más de 100.000 millones de pesetas), lo que le sitúa entre los diez primeros de la balanza comercial exterior española. A todas estas cantidades habría que añadir 360 millones de euros (60.000 millones de pesetas) que el sector del español recauda como lengua extranjera en el mercado de la educación reglada y universitaria estadounidense y el dinero derivado de la enseñanza en universidades, centros privados y virtuales.

Lenguas virtuales

Aunque algunas editoriales españolas, como Santillana, SM o Editorial Castalia, llevan años apostando por el mercado educativo del español en Iberoamérica, las realidad es que son los propios grupos norteamericanos los que dominan el sector. Una de las áreas de negocio que más está creciendo en este país en relación con el español es su enseñanza en la red.

Según la consultora IDC, el e-learning (formación por internet) alcanzará una facturación de 23.000 millones de dólares en el año 2004. Estos buenos augurios han llevado a la editorial Espasa Calpe a abrir hace apenas una semana el portal es.hablar.com, una web dedicada a impartir cursos de español. Francisco Muñoz, responsable del proyecto, indicó a ABC Economía que el futuro de los cursos de español en la red tendrán un crecimiento exponencial de un 35 por ciento durante los próximos tres años. El proyecto de Espasa, según Muñoz, es el primero de estas características que pone en marcha una empresa española. Aunque el curso empezó la semana pasada, desde el mes de mayo del año pasado imparten lecciones gratuitas de español a través del correo electrónico.

Una táctica que les ha permitido hacerse con más de 10.000 suscriptores. El curso, que sigue el plan curricular del Instituto Cervantes, ha sido lanzado en Estados Unidos, Brasil, Inglaterra y Francia al mismo tiempo. Cuesta 56 euros y, entre otras cuestiones, cuenta con clases virtuales para grupos de seis estudiantes.

Recurso económico

Precisamente, el Instituto Cervantes estrenará un curso de español en la red el próximo mes de octubre. De momento, fuentes del Cervantes precisaron a ABC que el proyecto está en fase de experimentación en los centros del Instituto en Chicago, Manchester, Milán y París.

Para analizar los problemas y oportunidades que se derivan de la aparición del concepto del idioma español como recurso económico, se creó en 1996 la "Asociación para el Progreso del Español como Recurso Económico" (E/RE). Oscar Berdugo, director de la organización, ha explicado a ABC que la asociación se constituyó para aglutinar a los sectores de la actividad económica española que utilizan nuestro idioma como principal herramienta de trabajo.

E/RE está integrada por más de 80 pequeñas y medianas empresas, dedicadas en su mayoría a la enseñanza del español. Uno de los logros más importantes de esta asociación ha sido la creación del Certificado de Calidad en la Enseñanza del Español Lengua Extranjera (CEELE), homologado por la Universidad de Alcalá de Henares.

De acuerdo con la mayoría de los estudios de mercado, la industria del español en Estados Unidos se presenta como uno de los negocios más prósperos y duraderos. Y ello será posible por el fuerte impacto económico que la comunidad hispana está teniendo sobre la sociedad norteamericana.

Según varios estudios, tan sólo en California, el poder adquisitivo de los hispanos aumenta mil millones de dólares cada mes y medio, y en Los Ángeles, el número de negocios creados por hispanos pasó de 57.000 en 1987 a más de 200.000 en 1999. Además, se estima que la tasa de consumo de este colectivo crezca alrededor de un 8 por ciento durante los próximos ocho años, tres puntos por encima del crecimiento esperado para el resto de la población estadounidense.

Todos estos datos, unidos a que el 60 por ciento de los hispanos que viven en Estados Unidos se concentran en diez mercados, convierte al idioma español en un sector estratégico de la economía.

Una de las primeras personas que puso de relieve el enorme potencial económico que esconden las siete letras que conforman la palabra español fue Francisco Marcos Marín, catedrático de Lingüística de la Universidad Autónoma de Madrid y miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española. Durante años, este estudioso de la lengua ha explicado en foros, conferencias, congresos y demás eventos relacionados con la lengua, la fortaleza del idioma español como valor económico.

Marcos Marín ha apostado siempre por desarrollar una política lingüística "ajena a los colores políticos de los gobiernos que se suceden en una democracia" y porque las tecnologías de la información y las comunicaciones apoyen el desarrollo de una políti-ca lingüística nacional dirigida hacia Hispanoamérica. Este estudioso de la lengua también ha sido una de las primeras personas en poner el dedo en la llaga que internet ha provocado en el idioma español.

La sociedad de la información y el conocimiento ha abierto nuevas puertas al idioma español, pero la economía de nuestro país, de momento, parece ajena a las oportunidades de negocio que le brindan las autopistas de la información.

La importancia de nuestro idioma como valor estratégico del mercado ha logrado incorporar vocablos absolutamente nuevos al diccionario de la economía española: tecnología del habla, programas lingüísticos, herramientas estratégicas del español o tratamiento computacional del idioma son algunos de ellos.

Todos tienen que ver con la ingeniería lingüística, una disciplina que se imparte en algunas universidades europeas, pero que en España todavía carece de especialidad.

La ingeniería lingüística incluye los procedimientos que permiten el tratamiento automático de nuestra lengua, como la traducción automática u otros procesos informáticos (diccionarios, métodos de aprendizaje del español...).

Que la industria española no se implique en el desarrollo de las tecnologías no es algo que se antoje baladí, porque como afirma Marcos Marín, el problema no es que en internet existan pocas páginas en español, el verdadero problema reside en que la inmensa mayoría de los contenidos de esas páginas han sido elaborados por empresas extranjeras. Y ello es así, porque la mayoría de procesadores de texto, correctores ortográficos y demás artilugios han sido fabricados en Estados Unidos, Francia, Alemania o el Reino Unido. Un dato relevante es que aunque más de la mitad de los internautas no son anglófonos, casi el 80 por ciento de los contenidos en la red están en inglés.

Según cálculos de la industria de la ingeniería lingüística, este sector movió más de 10.000 millones de dólares en el mundo en el año 2001. Pero a pesar de estos brillantes resultados, la incorporación de las empresas españolas a esta actividad ha sido bastante reciente.

Pedro Díez Orzas, fundador de Linguaserve, una de las pocas empresas que se dedica en España a la lingüística computacional, explica a ABC Economía que, a diferencia de lo que sucede en otros sectores de la industria de la tecnología, en el de la lingüística, Europa y Estados Unidos caminan a la par. La lingüística computacional tiene sus orígenes en los mensajes codificados que enviaban los ejércitos durante la II Guerra Mundial.

Ingeniería lingüística

El desarrollo de esta actividad en Estados Unidos coincide con las investigaciones realizadas por el filósofo y lingüista norteamericano Noam Chomsky, quien aportó las herramientas teóricas necesarias para fórmulas posteriores del lenguaje.

En Europa, su desarrollo tiene que ver con la creación de la Comunidad Europea, ya que uno de los axiomas básicos de esta institución es el respeto a la pluralidad lingüística y cultural. De hecho, el mayor centro de traducción del mundo se encuentra en la sede de la Unión Europea, donde conviven 22 idiomas. Alemania, Francia, Gran Bretaña y Países Bajos son los países donde se concentran la mayor parte de las industrias vinculadas a las tecnologías lingüísticas.

Antes de constituir Linguaserve en el año 2000, Díez Orzas, licenciado en Filología española e informática, desarrolló una brillante trayectoria profesional en el departamento de lingüística de WordPerfect en Bélgica. Allí aprendió todo lo necesario para montar su start-up, una compañía dedicada a desarrollar las tecnologías que necesitan las empresas que desean tener presencia multilingüe en los mercados.

Entre las compañías a las que Linguaserve presta sus servicios figuran Telefónica, ACS, Turespaña o Aldeasa. Para ello cuenta con una plantilla de 17 personas y una red de 700 colaboradores repartidos por 20 países. Como ya es habitual en España con la mayoría de las áreas que guardan relación con la investigación, el caso de Pedro Díez Orzas, que tuvo que salir de su país para desarrollar la actividad profesional elegida, no es un caso aislado.

Analistas en Microsoft

Francisco Marcos relata que los mejores analistas del lenguaje español se encuentran en Microsoft y cuenta, entre apenado y orgulloso, que Flora Ramírez Bustamante, que trabajaba a su cargo en la Universidad Autónoma, es hoy la persona responsable del tratamiento computacional de español en la compañía propiedad de Bill Gates. "Esta chica tenía un contrato de asociada en la Universidad, pero llegaron los de Microsoft y le multiplicaron el sueldo por veinte", explica.

Marcos Marín insiste en que el principal problema para el idioma español es que no existe una política de desarrollo y que falta coordinación y continuidad en todo lo que tiene que ver con su investigación, desde el análisis computacional de la lengua, hasta la producción de sistemas de uso general (diccionarios, correctores ortográficos...).

Para paliar la falta de medios tecnológicos que permitan el buen desarrollo de la industria de la lengua, la Secretaría de Estado de Comercio y Turismo declaró prioritario el año pasado "el sector del español como recurso económico" dentro del marco del Plan de Internacionalización. En este sentido, el ICEX lleva a cabo una intensa colaboración con las distintas asociaciones representativas de cada sector.

Quien ha sabido sacar partido a la falta de infraestructuras que tiene España en materia de tecnologías linguísticas ha sido el presidente de Microsoft, Bill Gates, quien además de contratar a los mejores profesionales españoles, ha firmado un acuerdo con el director de la Real Academia Español (RAE), Víctor García de la Concha, para mejorar el uso del castellano en los productos informáticos. Este acuerdo permitirá al presidente de Microsoft utilizar el banco de datos léxicos de la RAE. A juicio de Marcos Marín, una de las industrias culturales que mejor ha sabido desarrollar el mercado del español ha sido la cinematográfica y ello ha sido posible, además de por la innegable calidad de las películas, por las coproducciones que realiza con otros países.

Mientras que las industrias y las instituciones piensan cómo afrontar el desarrollo de la industria del sector del español de manera firme y coordinada, nuestra lengua sigue ganando espacio en la red. Ya lo dijo Negroponte: en 2010, el español será la segunda lengua en internet. Los contenidos y la tecnología son otro cantar.

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