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EL PAÍS, miércoles 15 de mayo de 2002

"El spanglish nace de la necesidad"

ILÁN STAVANS catedrático de spanglish

ISABEL OBIOLS, Barcelona

Con más de 35 millones de latinos, Estados Unidos es uno de los puntos más importantes de población de origen hispano en el mundo. De la confluencia del español con el inglés, y con unos orígenes que se remontan a 1848 –cuando México vendió parte de su territorio a ese país–, nació el spanglish. Se trata de un habla híbrida que muchos ven en España como una curiosidad –llamar pa’ tras por volver a llamar, vacumear la carpeta por aspirar la moqueta–, cuando no como una amenaza. El vocablo no entró en la última edición del Diccionario de la Real Academia Española, pero sí tiene ya una cátedra que lo estudia en la Universidad Amherst, de Massachusetts. La lleva Ilán Stavans (México, 1961), que está realizando una gira de conferencias en universidades catalanas invitado por el Instituto Catalán de Cooperación Iberoamericana y el Consulado General de Estados Unidos en Barcelona.

"Hay puristas que dicen que el spanglish es una prostitución del idioma, una aberración. Pero para nosotros es algo habitual. En última instancia nace de la necesidad. No es otra cosa que el resultado de tratar de adaptar una cultura a la otra, como el jazz", explica este profesor nacido en una familia judía en México.

Esta circunstancia, explica, le ha dado la visión de qué significa "estar dentro y fuera de una cultura". Instalado en Estados Unidos, este punto de vista le hace ver el spanglish "no como una amenaza, sino como una muestra de creatividad y un espíritu de adaptación asombroso". Los de una comunidad que, por razones históricas, demográficas y de proximidad geográfica con los países de origen, "está rompiendo el paradigma del proceso de asimilación del inglés". Algo que "no quiere decir que no se esté asimilando, sino que lo está haciendo a su manera". Y al margen de la Real Academia. Stavans subraya que el lema de la institución –limpia, fija y da esplendor– "duele al otro lado del Atlántico, donde se viene de minorías abortadas por España".

Stavans y su equipo han recopilado unos 6.000 vocablos y expresiones –tomados de canciones, poemas, novelas, cuentos y, sobre todo, de las calles– en un diccionario que ha aparecido en ediciones parciales y que se publicará en su versión completa el año que viene en Estados Unidos. "Será un diccionario insuficiente", advierte, "porque el spanglish está vivo, es espontáneo y creativo, y hay palabras que se ponen de moda y luego desaparecen. Por ejemplo, a principios del siglo XX se utilizaba la palabra taifa en Florida para describir a un ladrón (thief) y ahora ya no se utiliza. El diccionario trata de reflejar estos cambios".

Stavans habla de "spanglish para turistas" para definir la curiosidad que despierta el fenómeno fuera de Estados Unidos. "Los hablantes de spanglish nos sabemos observados. Podemos divertir a la gente con ciertas expresiones, como between, between and drink a chair (entre, entre y tome asiento). Pero el spanglish de la vida diaria no es para sonreír: sirve para comunicarte e ingeniártelas, como en inglés o español, para decir lo que quieres como puedes".

Por este motivo, Stavans asegura que "en Estados Unidos tiene más futuro el spanglish que el español". "Cuando un catedrático español dice que hay que educar a esta gente porque dicen rufo en vez de techo (roof), hay que recordar que en Estados Unidos hay más de 35 millones de latinos y que la mayor parte de ellos no pasará jamás por un aula. Para alguien que está piqueteando algodón en Oregón no hay mucha diferencia entre lo correcto y lo incorrecto. Nuestro deber como educadores, intelectuales y artistas es propagar el español y el inglés, y darle una presencia legítima al spanglish. Y está claro que quien quiera ascender en la escala social en Estados Unidos no necesitará el español y tampoco lo hará si sólo habla spanglish".

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