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EL PAÍS, jueves 20 de enero de 2005
"Lo malo de Cervantes es que algunos cervantistas se vuelven locos" Primer
congreso sobre el Quijote en el año de su IV centenario. Treinta
especialistas se citan hasta mañana en Valladolid, la ciudad donde Cervantes
vivió dos veces, siendo muy niño y ya cincuentón. El nacimiento
del Quijote recuerda que fue en las "riberas de Pisuerga bellas" donde
Cervantes remató el original y se distribuyeron los primeros ejemplares
del libro. El pistoletazo de salida tiene otras razones de peso, pues, según
contaron Jean Canavaggio y otros ilustres profesores, aquí sufrió
Cervantes (1547-1616) aventuras sin fin: fue broker financiero de unos
golfos, compartió una casa de 13 cuartos con 20 personas (entre ellas,
las descarriadas mujeres de su familia) y acabó procesado por el asesinato
de Gaspar de Ezpeleta.
MIGUEL MORA, Valladolid
Hijo y nieto de presidiarios ocasionales, poeta entregado pero
sin suerte, soldado fiero y excombatiente orgulloso del imperio, espadachín
prófugo condenado a perder a cuchillo la mano derecha, camarero del cardenal
Acquaviva en Roma, perseguido por las deudas contraídas como burócrata
pésimo y como burlanga membrillo, fervoroso beato de última hora,
genio de la literatura... Todos estos títulos y algunos más surgen
del apasionante perfil biográfico-literario que Jean Canavaggio traza del
autor del Quijote en Cervantes, su libro de 1986, actualizado en
1997 y reeditado por cuarta vez en español en 2003 (Espasa).
El hispanista de la Universidad de París X abrió
ayer el congreso El nacimiento del Quijote con la ponencia "Cervantes
y Valladolid", ameno repaso de la crucial estancia del escritor, entre 1604
y 1606, en la capital de la corte de Felipe III, ciudad que un viajero holandés
de la época definió como un nido de "pícaros, putas,
pleitos, polvos, piedras, puercos, perros, piojos y pulgas", y en la que
el autor situó al menos parte de la acción de El licenciado Vidriera,
El casamiento engañoso y El coloquio de los perros.
Canavaggio, que en marzo editará en Francia El libro
del mito, un análisis de la visión del Quijote desde el XVII
hasta ahora mismo, calcula que Cervantes llegó a tan inspiradora ciudad
a principios del verano de 1604, cuando el duque de Lerma, avispado valido del
rey lelo, había trasladado la corte desde Madrid.
Allá fue don Miguel, cuenta el filólogo francés,
con sus hermanas y demás cervantas, costureras de ropa y corazones rotos,
y allí se instaló en una casa alquilada de dos plantas, situada
en el arrabal del matadero (hoy está cerrada por las obras del centenario,
pero ya en pleno city center). Rodeado por la inmundicia moral y ambiental,
y por tanta promiscuidad como talento (por allí andaban el doctor Alonso
López Pinciano, su amigo Lucas Gracián Dantisco, tal vez Góngora),
Cervantes hizo las últimas gestiones para publicar su obra magna tras una
larga ausencia de la república de las letras, lo logró, y vivió
aquí su éxito inmediato. "Fue en Valladolid donde se vendieron
poco antes de Nochebuena de 1604, los primeros ejemplares del libro", afirmó
ayer Canavaggio citando a su amigo Paco Rico.
Pregunta. ¿Cómo va la agenda del centenario?
Respuesta. He aceptado ya ir a 10 ó 12 congresos y llevamos
ya casi dos años de conmemoración. Cinco o seis, si sumamos Felipe
II, Carlos V, Velázquez... Los centenarios son ya casi una costumbre, y
lo que se espere de ellos depende de la perspectiva: profundizar en la vida de
Cervantes, desarrollar nuevos caminos de interacción con el Quijote, fomentar
la creación en cine, teatro y música...
P. En cuanto a la vida parece que hay aún enormes lagunas.
R. Bueno, yo soy más bien filólogo que historiador,
pero es posible que en Simancas u otros archivos aparezcan documentos, aunque
sobre todo tendrán que ver con sus oficios de funcionario y recaudador,
sus cuentas... Su tarea como escritor es más oscura, no hay escritos, ni
manuscritos... Como el cielo no deje caer algo...
P. ¿Pero hay suficiente familiaridad con el autor?
R. No, no. Conocemos su idea de la religión, pero no
su intimidad religiosa, su espiritualidad... Hay años decisivos, entre
1600 y 1604, de los que no sabemos nada... No podemos explicar cómo publicó
entre 1613 y 1616 las Novelas ejemplares, la segunda parte del Quijote,
Viaje del Parnaso... El Cervantes íntimo se nos escapa del todo.
El sujeto desapareció hace siglos, y nosotros sólo podemos hacer
proyecciones a través de la ficción.
P. No parece fácil, en una obra de la que usted destaca
la polifonía. . .
R. Sí, no sabemos si Cervantes habla detrás del
Quijote, o de Sancho, o del cura... A veces creemos encontrarlo, y a la página
siguiente lo perdemos. Cervantes crea seres de papel, pero da la palabra a sus
personajes, no se mete, o si se mete lo hace ocultándose, o disfrazándose,
nunca podemos decir "aquí está hablando, aunque sea por delegación".
Si lo vamos a pensar, se escurre. Y esa polifonía es su gran hallazgo,
una novedad fabulosa en la historia de la literatura.
P. Leyendo su biografía, no deja de resultar asombroso
que un hombre así, soldado, funcionario, preso varias veces, sin formación
universitaria, dominara de esa manera el idioma.
R. Tuvo experiencias lingüísticas extraordinarias,
sus andanzas le ayudaron en eso. Habló la mezcla de idiomas en Italia,
en el cautiverio de Argel aprendió la lengua franca en la que todos se
entendían, a saber lo que encontraría recorriendo durante diez años
los caminos de Andalucía, recogió refranes... No podemos decir que
Quijote y Sancho remeden los usos lingüísticos de sus contemporáneos,
pero esa reelaboración recupera toda la riqueza del habla popular.
P. ¿Qué le apasiona más del Quijote?
R. Por un lado, que es un libro escrito con una extraordinaria
diversidad de estilos y registros resuelta con maestría asombrosa: sabe
ensamblarlos, alternarlos... Otro hallazgo es el desdoblamiento de la perspectiva,
cuando en la segunda parte el Quijote descubre que hay un libro que cuenta sus
aventuras y se pregunta cómo será, si será una epopeya, y
encuentra gente que lo ha leído y consideran que el personaje da risa….
Ese juego especular entre representación yrealidad ha alimentado toda la
novela posterior. Kundera dice que los novelistas no le deben nada a nadie, salvo
a Cervantes, que se lo deben todo. Joyce, El idiota, Tristram Shandy,
el Dickens del Club Pickwick...
P. Lo cual aumenta el misterio sobre aquel tipo misterioso.
R. Hay muchos misterios sin aclarar, sí. ¡Pero ése
es nuestro fondo de comercio!
P. Así que se puede vivir del cervantismo toda una vida.
R. De ello y por ello. Lo malo del cervantismo, del abuso de
cervantismo, es que a veces los cervantistas se vuelven locos. Y no entraré
en el tema de si era converso y homosexual porque no me apasiona demasiado. En
caso de que se estableciera que era judío y marica, no sé si eso
iluminaría algo. Me parece de un determinismo un poco somero.
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