Español en vivo
Georgy Nuzhdín, Carmen
Marín Estremera y Paloma Martín Lora-Tamayo
Moscú, Ed. Airis, 2003, 452 págs.
La
enseñanza de una lengua extranjera es un oficio de identidades, es decir,
un juego de técnicas y mecanismos de aprendizaje y enseñanza que
debe adecuarse a la identidad de cada lengua. Es por esto que, si bien hay preceptos
generales para la enseñanza del español como lengua extranjera,
es necesario diferenciar la lengua desde la que se parte.
Este libro de texto de "Español en Vivo", realizado por Georgy Nuzhdín
(profesor de Filología de la Universidad de Lomonósov), Carmen Marín
Estremera (profesora del Instituto Cervantes) y Paloma Martín Lora-Tamayo
(romanista) es fruto de un cuidado trabajo de renovación dentro de la metodología
del español como lengua extranjera para estudiantes en lengua rusa.
Los métodos de idiomas anteriores al reseñado no se ajustaban
en absoluto al empleo práctico de la lengua española. Arcaísmos,
un uso del español demasiado literario y alejado por completo de la cotidianidad
del idioma hacían que el aprendizaje fuera obsoleto, insuficiente e inútil.
Pero este manual abre nuevas y directas puertas.
El libro (que adjunta una audionovela para prácticas orales) está
minuciosamente construido, poco a poco edificado en los pilares de la lengua.
Comienza exponiendo las nociones básicas de grafía latina de una
manera pedagógicamente inmejorable, mientras siempre se acompaña
de correspondientes ejemplos y prácticas que facilitan al alumno la comprensión
profunda de la base lingüística de todo idioma.
Una vez asentadas las bases gráficas del español, el libro explica
las construcciones básicas de la lengua castellana en bilingüe, lo
que hace acelerar el proceso de aprendizaje de la lengua por el alumno. Pero las
estructuras elementales del español no son expuestas de manera automática
sino que da una exhaustiva explicación fonética, de manera que el
alumno adquiere un aprendizaje global de la lengua desde el nivel más básico,
algo fundamental para enraizar lingüísticamente a quien se enfrenta
por primera vez al estudio de una lengua extranjera.
Hay algo muy llamativo en este método de idiomas, y es el gran equilibrio
que existe en cada unidad entre morfología, sintaxis, fonética y
léxico, pero todo con un orden envidiable que hace del proceso educativo
algo natural para el alumno.
Al final de cada lección hay un vocabulario básico (siempre ordenado
temáticamente) de todo lo tratado con la correspondencia español-ruso.
Algo muy valorable en un método de idiomas.
Asimismo, los ejercicios prácticos ayudan sin duda a que el alumno fije
mentalmente las estructuras básicas de la lengua española desde
la lengua del día a día hasta la literaria o el empleo del discurso
historiográfico. Lengua y cultura se mezclan.
Con respecto a ese esbozo de la lengua literaria es algo digno de resaltar,
ya que una lengua es algo indivisible de su cultura y en esa cultura está
la literatura, por ejemplo. Es cierto que a niveles iniciales del aprendizaje
de un idioma el diálogo literario puede resultar excesivo, pero en este
método no surge este escollo, ya que se introduce la literatura con los
fines que la unidad didáctica propone. Es decir, no se pretende que el
alumno pueda tener una comprensión profunda de un texto literario, que
pueda realizar un comentario textual ni tan siquiera general, sino que lo que
pretende es poner en práctica reglas gramaticales, fonéticas o de
entonación. El objetivo, además de la pura práctica lingüística,
es el familiarizar poco a poco al alumno con la literatura del país de
la que procede la lengua que estudia.
Por otro lado, la complejidad lingüística va aumentando paulatinamente
a lo largo del libro. Es decir, de conversaciones (se hace un gran hincapié
en la gramática conversacional) limitadas para adquirir una fluidez considerable
se va ascendiendo de nivel para que el alumno pueda ir poco a poco desenvolviéndose
en situaciones prácticas de la vida cotidiana. El ejemplo claro se encuentra
en el vocabulario adjunto al final de cada lección. Desde el vocabulario
más básico ("baño", "cama","dormitorio", "familia",…), pasando
por un nivel intermedio que describe situaciones más especificas de la
vida cotidiana ("aparcar", "catarro", "estómago", "mano"…), hasta llegar
a un nivel concreto del nivel discursivo ("zonas verdes", "nivel de vida", "burocracia",
expresiones vulgares con su correspondiente significado: "¡coño!" = "sorpresa,
dolor, enfado…"). Este último apartado es muy llamativo ya que aparecerán
ejercicios en los que un texto vulgar deberá ser pasado a un registro más
formal: "Es una peli cojonuda, tienes que verla. No voy a ir nunca más
a este dichoso cole. Coño, tío, ¡qué moto tan guay! Nuestro
profe me cae fatal, es un gilipollas…"
De este modo, se pide al alumno un hábil manejo de la lengua española,
algo que no será exagerado dado la progresión que ha seguido el
manual a lo largo de sus páginas, no sólo en su materia intrínseca,
sino en el planteamiento de las prácticas lingüísticas (se
comenzarán enunciando los ejercicios en ruso, mientras que en las últimas
unidades ya se redactan en español).
En definitiva, este manual es inmejorable y necesario para la enseñanza
del español para hablantes rusos. Es un método cuidado que realiza
un inteligente alarde de pedagogía de E/LE. Es, al fin y al cabo, útil.
M.L.V.*
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