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Lexicografía Digital del español

 

 

Carlos Soler / UNED

 


La disciplica que se encarga de la elaboración de diccionarios y léxicos, la lexicografía, ha encontrado un gran apoyo y una herramienta de mucha utilidad en las nuevas tecnologías. El autor analiza a continuación qué se entiende por lexicografía digital, aplicada al español.

La imposición total de la tecnología en nuestra vidas es cuestión de poco tiempo: vivimos en la era de la información, todos tenemos una "vida digital", e incluso una "inteligencia electrónica". Hemos dejado de ser homo sapiens para convertirnos en homo videns con la televisión y, últimamente, en homo digitalis, debido al ordenador.

La informatización es un camino sin retorno, sólo comparable a procesos históricos tan relevantes como la romanización. Los bits sustituyen al átomo, la cultura inmaterial a la material, y las ventajas son tan evidentes que acabarán imponiéndose por sí mismas. En el mundo de la edición lexicográfica, estos avances son aún más visibles.

La lexicografía es la disciplina lingüística que se encarga de la elaboración de diccionarios y el conjunto de conocimientos lingüísticos relacionados con ellos. Entre los problemas principales de los que se ocupa la lexicografía se encuentran la selección de vocablos ya sean términos técnicos, palabras de uso popular o regional, términos en desuso, etc. También tiene que decidir a cerca de los criterios de organización de las entradas de un diccionario, el carácter normativo o descriptivo de las definiciones, la forma más adecuada para expresarlas, etc.

Las obras lexicográficas básicas que producen hoy en día son el diccionario, el corpus y la enciclopedia. El diccionario es un libro en el que se ordenan alfabéticamente las palabras de un idioma, una materia, etc., definiendo cada una de ellas o dando su equivalencia en otras lenguas. El corpus es un conjunto lo más extenso y ordenado posible de datos o textos científicos, literarios, etc., que pueden servir de base a una investigación. La enciclopedia es una obra o conjunto de obras en que se expone un gran número de conocimientos sobre una o más materias o ciencias.

La lexicografía en España comenzó a regularizarse con el movimiento humanista en el siglo XVI. Gracias a la invención de la imprenta se pudieron concebir los primeros diccionarios. El diccionario como género fue evolucionando a partir de los primeros modelos que aparecieron desde entonces, enriqueciéndose siempre con la inclusión de nuevos datos y técnicas, y a la vez diversificándose según lo exigían las necesidades de los usuarios.

Hoy en día, el mundo de la lexicografía avanza gracias a tecnologías multimedia, que se basan en la integración de varios elementos, y no en la sustitución de unos por otros: texto, sonido, fotografía y vídeo, aparecen integrados en un solo documento. Por otro lado, la confluencia la televisión, la informática, el teléfono y los satélites permiten augurar un porvenir con una ingente disponibilidad de informaciones multimediáticas. Por eso la ediciones multimedia de los últimos diccionarios publicados convierten la lectura o la consulta de éstos en un acto motivador, caracterizado por la simultaneidad de estímulos (visuales, auditivos, intelectuales).

Todos los diccionarios digitales del español se caracterizan por tener esta vertiente multimedia en sus ediciones en las que se combina la presentación de varios tipos de información textual, gráfica o auditiva por la que se puede navegar de forma asociativa a través de vínculos.

Se pueden señalar dos momentos revolucionarios en la historia de la práctica lexicográfica:

  1. En el siglo XVIII con la incorporación de la ficha al ámbito lexicográfico;
  2. En el siglo XX con las posibilidades que aporta el uso del ordenador en la elaboración de los diccionarios.

Este segundo momento que todavía está en proceso de desarrollo ha supuesto una revolución de gran importancia al haberse convertido el ordenador en un instrumento imprescindible en el trabajo lexicográfico, explorando una gran cantidad de posibilidades hasta hace poco impensables para esta disciplina.

Entre los principales usos que hace en lexicografía de la informática se pueden destacar:

  • tratamiento de textos
  • manejo de bases de datos
  • análisis textual
  • análisis gramatical
  • autoedición

De todas estas aplicaciones informáticas de la lexicografía, una de las más importantes son las bases de datos, que constituyen una herramienta muy útil para el trabajo lexicográfico, al tener capacidad para almacenar cantidades ingentes de información en los córpora, ya sean artículos de un repertorio léxico, acepciones, combinaciones sintácticas y semánticas, ejemplos, modelos de uso o fraseología.

Los diccionarios basados en córpora son repertorios que muestran la lengua tal y como se considera que es, ya que se basan en datos comprobados directamente y no sólo en repertorios anteriores o conocimientos de los lexicógrafos.

A este respecto cabe destacar los dos córpora fundamentales del español que están en proceso de elaboración en estos momentos por la Real Academia Española, se trata de:

CREA Corpus de Referencia del Español Actual (1975-2000)

CORDE Corpus Diacrónico del Español (orígenes-1975).

Estos córpora lingüísticos son un conjunto de datos lingüísticos (pertenecientes tanto a la lengua oral como a la escrita) que están sistematizados según una serie de criterios que son procesados mediante ordenador con el fin de obtener resultados variados tras una determinada búsqueda. Se componen de amplio repertorio de textos que se representa como una secuencia de elementos lingüísticos en la que las palabras se diferencian gracias al espacio en blanco que media entre una y otra. Cada palabra es etiquetada según las diferentes posibilidades de búsqueda.

Los corpus lingüísticos han sido muy útiles a los autores materiales didácticos de enseñanza de idiomas ya que les permitían seleccionar listados de vocabulario o textos de forma rápida y eficaz. Si una voz aparece con frecuencia en un corpus quiere decir que su incidencia e importancia en la lengua son muy elevadas y por lo tanto es más lógico que un los estudiantes extranjeros de esa lengua la conozcan antes que otras de menor frecuencia o uso.

En el momento en el que el diccionario se informatiza nos encontramos ante una nueva obra lexicográfica con dimensiones y usos muy diferentes. Esto se puede comprobar analizando la abundante producción de diccionarios en formato electrónico, ya sean versiones electrónicas en CD-ROM de diccionarios editados previamente en papel; o diccionarios on line, verdaderos diccionarios digitales exclusivamente suministrados a través de internet.

Los diccionarios en CD-ROM fueron la primera forma de publicación electrónica que podemos incluir dentro del ámbito de la lexicografía digital, y actualmente constituye una de las formas más populares para la edición de diccionarios y enciclopedias.

En 1995 la Real Academia publicó el primer diccionario en CD-ROM del español, lo que dio lugar a un sinfín más de ediciones de este tipo a cargo de diferentes editoriales, como la versión digital del Diccionario de uso del español actual de María Moliner en 1996, o Clave. Diccionario de uso del español actual de la editorial SM, que apareció en 2000. Estos diccionarios están digitalizados, pero no se pueden considerar diccionarios virtuales, ya que no fueron elaborados con ese fin, son sólo una versión electrónica de la impresa papel. Se trata de un soporte alternativo al papel muy adecuado para este tipo de obras de referencia de gran volumen.

Las principales diferencias entre los diccionario en papel y los digitales se encuentran en:

  • El uso
  • La presentación de datos
  • Sus posibilidades de búsqueda
  • Los aspectos técnicos.

El paso del papel a la pantalla de un ordenador no es nada desdeñable: El cambio que se produce al leer un diccionario en contextos tan distintos no es sólo un cambio físico, también envuelve diferencias en su construcción y revisión. Del mismo modo requiere más habilidades de navegación por parte los usuarios que acceden a los diccionarios. El grado de fiabilidad es otro factor que puede variar mucho en los diccionarios que se encuentran en internet.

Los diccionarios digitales no están sometidos a restricciones de espacio. Se tiene acceso a un volumen importante de información de forma fácil, rápida y económica. A la hora de consultarlos normalmente se ven los datos aislados, es decir, sólo se muestra lo que se pide.

Cualquier diccionario electrónico comparte muchos aspectos con el concepto de hipertexto si lo entendemos como una forma alternativa de organizar la información, pues se organizan las entidades en forma de red, en lugar de hacerlo como en una lista o una tabla.

Cuando el diccionario se informatiza los parámetros que lo configuran se modifican parcialmente. Se tiene que adaptar a las ventajas y los inconvenientes del nuevo medio, a una nueva morfología en la que se combinan texto, imagen y sonido. Los recursos multimedia han pasado a formar parte de la expresión del discurso lexicográfico. La pantalla se lee, se ve y se oye.

Estos diccionarios se miden por el tiempo disponible para acceder a los datos y no por su volumen. Como la información se ofrece a tiempo real la actualización o renovación de los mismos debe hacerse con bastante frecuencia.

Un aspecto que comparten los diccionarios impresos con los digitales es su fragmentación a la hora de distribuir la información. Ya que por su naturaleza nunca se leen secuencialmente.

Pero para saber si los diccionarios que consultamos en la red son fiables, o que el usuario pueda medir la respuesta de estos productos según sus necesidades lingüísticas, hay que establecer criterios de evaluación. Por eso al hablar de lexicografía digital no sólo tenemos que mencionar las innumerables ventajas, sino que también debemos recordar sus inconvenientes.

Ventajas

Inconvenientes

Sistema de búsqueda Fiabilidad
Reutilización de la información Complicaciones de uso
Interacción virtual Actualización de la información

El entorno digital rompe los moldes formales de la lexicografía anterior porque se caracteriza precisamente por ser muy heterogénea, aparecen, desaparecen y se renuevan en la red constantemente. Además hay que tener en cuenta que en internet el establecimiento de una tipología lexicográfica rígida no se puede aplicar tan fácilmente, ya que los diccionarios digitales son menos estables y tienden a cambiar, transformarse o desaparecer vertiginosamente.

El comportamiento del usuario también cambia a la hora de hacer una consulta lexicográfica a través de internet. En lugar de pensar en qué es lo que se contiene en un diccionario impreso, si está o no está una palabra; irá con la determinación de encontrar lo que necesita de una forma u otra. Así por ejemplo, ya no hace falta saber la ortografía de una palabra para encontrar su definición, pues los buscadores en los diccionarios digitales proporcionan la opción de búsqueda por semejanza fonética u ortográfica.

Uno de los problemas más importantes que diferencian a la lexicografía digital de la impresa es la permanencia de sus datos. La existencia de los diccionarios digitales es muy relativa, esto promueve la inestabilidad en sus fuentes de información.

El diccionario resuelve determinadas necesidades comunicativas del usuario: proporciona significados de palabras que se desconocen en nuestra propia lengua, así como su ortografía, el origen etimológico, su género, etcétera. También tiene una utilización como instrumento de enseñanza y aprendizaje de lenguas extranjeras.

Hay una producción de repertorios mucho más extensa por internet. Muchos de estos diccionarios tiene unos objetivos o funciones muy concretas entre las que destaca el componente lúdico o el entretenimiento, para captar la atención de un público más amplio.

Los diccionarios en papel dividen su estructura lexicográfica en macroestructura y microestructura. Los diccionarios digitales tienen a su vez una hiperestructura en la que se incluye la organización general de la información del diccionario. Lo que en los diccionarios impresos equivaldría a un simple índice o sumario, en los diccionarios digitales serían los menús. El menú aparece normalmente en la primera pantalla del diccionario, sustituyendo a los prólogos o prefacios de los diccionarios en papel.

Los diccionarios electrónicos suponen un gran avance en la concepción del diccionario como objeto o libro en sí. Por eso a la hora de hablar de diccionarios digitales tenemos que asociarlos con la particular proliferación de eBooks. Un eBook o libro electrónico es una publicación digitalizada que ha sido confeccionada para utilizarse en un ordenador. Su tamaño, estructura y diseño por tanto tienen que ser tratados correctamente para que su visualización, tiempo de descarga y posibilidades de utilización sean rápidos y sencillos. Los eBooks presentan muchas ventajas como el acceso desde cualquier parte del mundo, la disponibilidad de compra inmediata, el tamaño físico reducido y un precio más bajo. El libro electrónico se lee en la pantalla de un ordenador. Para ello solo se necesita del programa lector que nos permite descargarlo y visualizarlo. Las páginas aparecen en la pantalla igual que en un libro, y con el ratón se pueden pasar una a una, o saltar de una a otra. El eBook entre otras facilidades nos permite insertar anotaciones y colocar marcadores en pasajes o párrafos concretos para volver a encontrarlos con facilidad. También se puede subrayar o destacar en varios colores el texto.

El formato típico de un eBook, especialmente si éste contiene un diccionario o una enciclopedia, es el CD-ROM o el DVD. Un CD-ROM es disco compacto usado como soporte de información digital que utiliza la técnica láser para su grabación. Por su gran capacidad es perfecto para almacenar diccionarios o enciclopedias. DVD son las siglas del inglés Digital Versalite Disc o disco digital versátil. Es un disco compacto con mayor capacidad de almacenaje que el CD-ROM que requiere un lector específico.

En los últimos años, con el desarrollo de los ordenadores, están alcanzando una notable difusión los diccionarios enciclopédicos en CD-ROM. Se trata de diccionarios que presentan una ordenación de los artículos similar a la de los diccionarios enciclopédicos en papel, pero tienen algunas diferencias:

  • Para buscar un artículo, en los diccionarios enciclopédicos en CD-ROM hay que escribir la palabra en un lugar determinado, y el artículo se muestra automáticamente en la pantalla.
  • Al lado del artículo se muestra el esquema de la información que contiene. Si pinchamos con el ratón sobre cualquier elemento del esquema, la información correspondiente se muestra automáticamente en la pantalla.

Algunas partes del artículo pueden mostrarse en otro color. Se trata de enlaces, es decir, zonas que traen automáticamente otro artículo sólo con pinchar sobre ellas con el ratón. Esto tiene la ventaja de que podemos saltar de un artículo a otro sin tener que buscar ni teclear la palabra.

Después de todo lo expuesto no hay que dudar en afirmar que algo ha cambiado en el universo editorial. Si Diderot y D’Alambert quisieran editar en nuestros días su célebre Encyclopédie des Arts et des Métiers, no tendrían más remedio que hacerlo en CD-ROM. El formato digital se ha extendido a todos los ámbitos, y de manera muy especial e irreversible a la lexicografía. La lectura hipertextual se adapta perfectamente al modo de consulta de diccionarios, enciclopedias, córpora, bibliografías y otros bancos informativos, que se pueden editar electrónicamente a coste reducido, con una mejora considerable en la presentación, el manejo de datos, la actualización y los sistemas de referencia.

Estos formatos electrónicos se han hecho tan populares que periódicos y revistas los regalan a sus lectores sin aumento de precio. Existen, en soporte digital, multitud de diccionarios monolingües, multilingües, especializados (de medicina, informática, vinos, botánica…); correctores ortográficos, conjugadores verbales, analizadores sintácticos, traductores, etcétera. La mayoría pueden consultarse "en línea", a través de Internet o se editan en CD-ROM.

 

Análisis de dos diccionarios digitales:

1. Diccionario de uso del español de María Moliner, edición en CD-ROM de 1996:

La versión electrónica de este diccionario no se limita a ser una simple reproducción de la popular edición impresa, sino que se ha procedido a una reorganización de las entradas. Por un lado se ha cambiado la disposición del texto en la pantalla para facilitar la lectura. Por otro, se han agrupado las entradas en familias de palabras según sus raíces. Éstas a su vez se dividen en entradas principales al encabezar una familia de palabras, o subentradas si son derivadas de una entrada principal. El usuario de este diccionario podrá configurarlo para decidir el orden y la distribución de la información de cada entrada según su interés. Hay que destacar también su facilidad de manejo pese a la gran cantidad de información que cada entrada proporciona. Las palabras se pueden buscar de tres formas entre la lista de entradas del Diccionario, en las entradas o en los textos de las definiciones. Así se pueden encontrar todos los significados de cualquier voz, así como llegar a una palabra a través de sus formas flexionadas o derivadas.

2. Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española, edición virtual (www.rae.es) :

La Real Academia limpia, pule y navega en la red.  O al menos eso parece al entrar en su página web www.rae.es en donde podemos encontrar la vigésima segunda edición del Diccionario de la lengua española actualizado y revisado constantemente y, además, gratis. Como se explicar en la propia página, las lenguas cambian continuamente, y lo hacen de modo especial en su componente léxico. Por ello los diccionarios nunca están terminados: son una obra viva que se esfuerza en reflejar la evolución registrando nuevas formas y atendiendo a las mutaciones de significado. Este es el motivo de que la Academia se haya decidido a "colgar" su Diccionario en la red, para que todos los hispanohablantes estemos al día de cada cambio o novedad en nuestra lengua, sin tener que esperar a las ediciones impresas del futuro.

Cuando se presentó en octubre de 2001 la última edición del Diccionario se anunció el cierre de una etapa histórica y la apertura de otra porque, para conocer las nuevas voces que se vayan aprobando, no será necesario esperar a la publicación decenal en formato de libro que era habitual desde 1780, sino que, periódicamente, estarán disponibles en la página web de la Real Academia. Por ello se ha puesto especial cuidado en el Diccionario académico al que se otorga un valor normativo en todo el mundo de habla española.

La Real Academia Española y las veintiuna Academias americanas que con ella integran la Asociación de Academias de la Lengua Española trabajan mancomunadamente al servicio de la unidad del idioma tratando de mejorar y actualizar un diccionario de carácter panhispánico.  

Hasta hace poco tiempo la edición en forma de libro constituía la única posibilidad de fijación y transmisión. Los recursos electrónicos de que hoy disponemos hacen posible un modo diferente de actuación. El Diccionario académico es actualmente una base informática de datos, lo que permite un mejor control de su contenido, proporciona mayor facilidad de revisión y, sobre todo, hace compatibles diferentes fases del trabajo sin las exigencias que conlleva una edición impresa. De ahí el compromiso adquirido de ir haciendo públicas con periodicidad semestral las adiciones, supresiones y enmiendas que la Real Academia Española y sus Academias asociadas vayan aprobando.

  Lo que ahora mismo se ofrece en la página de la Real Academia Española es el conjunto de más de 12.000 modificaciones aprobadas desde el cierre de la edición anterior hasta junio de 2004. De este modo se puede disponer de una información actualizada del trabajo académico y se facilita a su vez el conocimiento de la evolución del español.

Otro de los principales logros de la versión virtual del DRAE es la variedad de modos de consulta que se ofrece para buscar una determinada palabra. Así como los saltos hipertextuales que invitan a navegar desde prácticamente todas la palabras que aparecen en una definición, a través de enlaces y remisiones.

 

Bibliografía:

Alvar Ezquerra, M., La enseñanza del léxico y el uso del diccionario. Madrid, Arco/ Libros, 2003.
- y Villena Ponsoda, J. A., Estudios para un corpus del español. Málaga, Universidad, 1994.
- Lexicografía descriptiva. Barcelona, Biblograf, 1993.
Ayala Castro, M. C. (coord.), Diccionarios y enseñanza. Alcalá, Universidad, 2001.
Azorín Fernández, D., Los diccionarios del español en su perspectiva histórica. Alicante, Universidad, 2000.
Bajo Pérez, E., Los diccionarios. Introducción a la lexicografía del español. Gijón, Trea, 2000.
Calderón Campos, M., Sobre la elaboración de diccionarios monolingües de producción. Granada. Universidad, 1994.
Fuentes Morán, M. T. y Werner, R. (eds.). Diccionarios: Textos con pasado y futuro. Madrid, Iberoamericana, 2002.
Gelpí Arroyo, C., "El estado actual de la lexicografía: Los nuevos diccionarios" en Medina Guerra, A. M. (ed.), Lexicografía española. Barcelona, Ariel, 2003.
Maldonado, C., El uso del diccionario en el aula. Madrid, Arco/ Libros, 1998.
Moliner, M., Diccionario de uso del español. Edición en CD-ROM. Madrid, Gredos, 1996
Sequera, R. (ed.) Ciencia, Tecnología y lengua española: La terminología científica en español. Madrid, FECYT, 2004.
V.V.A.A. Así son los diccionarios. Lleida, Universidad, 1999.

 

 

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